martes, 16 de abril de 2013

Destrucción del Espacio y Abstracción Capitalista en la desaparición del Río Copiapó


La Sobre Explotación y el Olvido Ambiental:

La Minería y la Agroindustria. Foto: Oestezonadura.blogspot.com
Versión complementada con notas bibliográficas de un artículo antes publicado en Atacamaviva. El escrito busca reflexionar en las vinculaciones entre las formas de relación económica e instrumental entre sociedad y naturaleza, interpretando el espacio como relación social conflictiva, dando lectura al desastre y la crisis ambiental local.

Voy a volver sobre un tema al que he estado vinculado durante los últimos años, el Río Copiapó, pese a que como planteaba he estado en un aserie de actividades que se vinculaban al río Copiapó desde distintos ámbitos, no ha sido un tema sobre el que haya escrito con regularidad, tal vez por la cercanía haya tomado cierta distancia desde la escritura.
Propongo pensar el espacio, nuestro espacio social y ecológico, para eso referiré al río Copiapó y su lamentable proceso en los últimos tiempos, su agonía, su desaparición y muy especialmente el olvido colectivo en el que quedó por algunos años, lo anterior no para suspendernos en un lamento sino para reflexionar y dar paso a ideas algo más optimistas al respecto, también para la crítica.
Bastante hemos conversado en el espacio público en los últimos años sobre el río, sobre la crisis del agua y el papel de las grandes industrias tanto minera como agroindustriales, es así como sabemos que la distribución de los recursos hídricos de la cuenca existe una altísima concentración de derechos de aguas en los rubros industriales, quedando el consumo potable del valle en un minoritario 15% (promediando porcentajes de diversos estudios) versus un 85% para fines industriales, las cifras son claras, las prioridades parecen estar desequilibradas.
Con lo contradictorio que resulta por lo demás tener un sistema de mercado del agua que opera en base a “derechos”, las comillas están puestas puesto es conradictorio que los derechos se vendan, o al menos contradictorio podría parecer a cualquiera que piense un poco sobre aquello, lamentablemente se trata de algo bastante sintomático de nuestro ordenamiento jurídico neoliberal, no obstante no es donde quiero llegar.
Por otra parte hemos sufrido en nuestros propios hogares y en nuestra cotidianidad la mala calidad de las aguas de consumo potable distribuidas por la empresa Aguas Chañar, mala calidad que está vinculada al descenso de las napas subterraneas puesto el agua de mejor calidad, la superficial está repartida entre unas cuantas empresas aparentemente agroindustriales.
El consumo industrial desenfrenado, la muy inadecuada política de regulación normativa de las aguas, y sobre todo la mercantilización del agua instaurada en dictadura han terminado por configurar un escenario de crisis  el que si bien está aún en desarrollo, se comenzó a hacer patente con la desaparición del Río Copiapó el año 2004.
Entrando ya en materia invito a pensar sobre nuestro espacio, entendiendo el espacio como el escenario geográfico, como la naturaleza que entra en interrelación a la vida social, económica y política. En esa mirada del espacio, podemos pensar sobre las transformaciones en el, si recogemos lo mencionado en párrafos anteriores sobre la crisis hídrica y la desaparición del río claramente hay una transformación espacial evidente, una transformación que muy bien podemos entender a través de un calificativo más drástico, como una marca de la destrucción del espacio evidenciada en la desaparición del río Copiapó, fenómenos sobre cuyas causales ya nos referimos, aunque muy superficialmente pero también muy concretamente.
El ambiente, el lugar, el espacio y el paisaje, han estado por lo general bastante ausente de las reflexiones históricas y sociales en la literatura nacional y regional, a no ser por acercamientos formales o marcadamente positivistas no ha tenido lugar destacado en los estudios,
Desde las nuevas aportaciones de la geografía Edward Soja ha planteado a manera de interpelación a algunas perspectivas de los estudios sociales que la exclusión de una dimensión espacial al hacer análisis de la existencia social ha generado una distorsión ontológica relevante1, llamado de atención que compartimos y recogemos.
En función de lo anterior creemos que la dimensión espacial debe ser revalorada y repensada en una perspectiva relacional como la redivada de Lefevbre y sus continuadores críticos (radicales y posmodernos), de esta forma y complementándolo con aproximaciones sociológicas podemos recoger y criticar la idea de Connerton (2010) cuando afirma que el paisaje implica una negación2 (aunque no reconocida) del papel de la mano de obra en el proceso laboral de transformación del medio, creemos que acierta en identificar un proceso de abstracción y olvido relacionado a los procesos productivos, no obstante al igual que críticos del desarrollo,clásicos y neoclásicos el autor falla al concentrarse exclusivamente en los micro procesos laborales, creemos que esta perspectiva termina por ocultar una abstracción mayor al dejar de considerar a los proceso laborales como un fenómeno integrado a una globalidad, abstrae la interacción espacial3.
En términos conceptuales y siguiendo algunas ideas del filósofo Henri Lefevbre (1974) consideramos de que el espacio es una relación social4 , relación ciertamente dinámica en el que sociedad y naturaleza interactúan, es decir es un fenómeno relacional y que no está exento de conflictos.
En relación a lo último recogemos lo planteado por el antropólogo Gastón Gordillo (2010) en relación a las contradicciones que el espacio captura5 , buscamos vincular el papel de las relaciones conflictuales entre sociedad y espacio en el marco del desarrollo local, escenario en el que la economía local y su devenir histórico es clave en más de un sentido. Lo anterior nos lleva a pensar que la destrucción del espacio, expresado en la desaparición del río Copiapó, nos muestra y a la vez nos esconde fenómenos que subyacen a lo superficial y sobre las que gran parte de las literaturas nacionales y regionales no han explorado aun, es más, muchas de estas en ciencias sociales se han hecho carne en una forma de a-espacialidad. 
Atendiendo a las ideas anteriormente relacionadas, si el espacio es una relación social, es una relación de múltiples dialécticas, y una muy importante es la que caracteriza a los procesos capitalistas como los que han generado las configuraciones y reconfiguraciones de nuestro espacio local, las que han constituido lo que conocemos del paisaje, el territorio Copiapino, hacemos con esto una referencia a los procesos extractivos históricamente mineros, en especial de los capítulos decimonónicos y los giros sociales, políticos y ambientales que esto supuso para el futuro devenir y para nuestro presente, a lo anterior es necesario además sumar la incorporación de un sector agroindustrial durante los años 80´s, en el marco de las transformaciones neoliberales que transformarían los resabios de las formas agrícolas, alquímia económica que transformaría buena parte del terreno cultivable del valle, tecnificándolo y racionalizándolo según el buevo canon agroproductor.
Estas relaciones económicas, históricamente estructuradas han derivado en un proceso silencioso de destrucción ambiental, el que se ha hecho cada vez más profundo y que ha emergido visible en el nuevo paisaje de sequedad, aunque socialmente silenciado e invisible. 
Foto: perspectiva desde el Lecho Seco
Esta destrucción del espacio en Copiapó (y su valle) no solamente nos ha dejado un suelo seco como marca espacial de dicha destrucción -de cuyos fundamentos causales ya hicimos ligera referencia- sino que además nos ha dejado develado un fenómeno asociado -aunque no directamente ni de manera causal a dicha destrucción- como lo fue el olvido social en el que quedó el Río durante algunos años luego de haberse secado, este olvido no solo fue social y subjetivo sino que tuvo sus correlatos urbanos cuya evidencia fue la marginalización de dicho espacio, negando su condición de lugar y convirtiéndose en un espacio olvidado, cargado de silencios, un vacío lleno de tramas invisibles.
La desaparición del río y el olvido se cruzan, se relacionan, no obstante sus naturalezas sean distintas, aunque uno sea un fenómeno más bien objetivo-ambiental y el otro de naturaleza subjetiva-cultural, ambos se encuentran en una intersección, en la amplitud de su cualidad social.
El río por tanto funciona en una doble dirección, o más bien como dos figuras, en un sentido como una metonimia/sinecdoque (el todo sustituido por la parte) de una destrucción mayor, de una sistemática dinámica extractiva que extiende su biografía estructural atravesando la historia minera local y nuestra inserción en los mercados internacionales, en la forma y devenir del capitalismo y su encarnación local, proceso del que podemos ahora encontrar sus marcas, en un presente que nos encuentra en un modelo de desarrollo que no ha tenido adecuada planificación, ni es sostenible y que está orientado en una dirección de relacionarse exclusivamente de forma instrumental y utilitariamente hacia la naturaleza, es decir que la desaparición del río es una muestra de una dinámica estructural e histórica, la que si bien está inscrita en los proceso neoliberales de las últimas décadas, se conecta en tanto dinámica a genealogía de mayor data. 
La mala calidad del agua, la muy desigual distribución hídrica, la deshidratación de la cuenca, la contaminación del aire por los relaves mineros son todos fenómenos que se enmarcan en una forma general de relaciones entre la sociedad y el medio ambiente, dan cuenta de un fenómeno de envergadura del cual el desaparecido Río y su suelo seco es uno de sus aspectos más visibles.
En otra dirección, el río, en tanto espacio destruido, caudal desaparecido y sobre todo resaltando la sequedad…. tiene una relación metafórica (una cosa sustituida por otra distinta) con la memoria, representando nuestra memoria espacial, dando cuenta del olvido en el que estuvo durante algún tiempo hemos tenido para con el y sobre todo la apatía con la que nos mantuvimos como sociedad.
Foto: el lecho seco de lo que fuera el Río Copiapó en el tramo urbano
El río es un significante simbólico poderoso, que nos conecta a los procesos creativos/destructivos de la economía minera y agroindustial neoliberal; y por otra parte nos conecta a nuestra propia memoria colectiva, a nuestra propia amnesia y apatía, un proceso envolvente e inconsciente que he denominado conceptualmente como el olvido colectivo.
Es interesante preguntarnos por ese olvido, por sus procesos de configuración, sus anclajes y su naturaleza, mi impresión preliminar aunque abierta, es que está relacionada a las formas de ocupar el espacio en el capitalismo minero, a las formas en las que construimos sociedad en estos parajes, formas que se esconden detrás desde la llamada y vistosa “identidad minera” de nuestra ciudad, creemos que esta debe ser estudiada y deconstruida (en sentido derrideano), en tanto construcción discursiva revisando algunas de las más recurridas literaturas regionales6 que han fundamentado tal vez sin proponerselo a la consolidación de un discurso identitario en torno a la minería.
Nuestra hipótesis-siempre jugando con las ideas- es que la consolidación de un mundo minero derivaría formas de vinculación sociedad-naturaleza las que de forma subyacente a las manifestaciones esencializadas y objetivadas del discurso histórico de manera consciente y racional, operarían inconsciente y estructurantemente en las esferas de sociabilidad, espacialidad y de temporalidad, así, en el marco de condiciones de una permanente transitoriedad7 , se tejerían hilvanando continuidades y sobre rodo disrupciones, la permanente transitoriedad juega como el marco dinámico y estructurante del olvido.

No obstante lo anterior, es importante creo subrayar el no perder el marco histórico de los fenómenos, y como ya hemos planteado anteriormente éstas ideas deben leerse en el marco de un proceso plenamente capitalista como lo ha sido el de minerización de la región8, esto es un proceso de larga data que marca con sus propios vaivenes el camino de especialización minera en la región, si bien no es un proceso lineal sino en el que las continuidades se entrelazan a formas de discontinuidad. No obstante sus formas subyacentes, en este caso las estrategias productivas en su lógica de operar sobre y con el espacio, no solo lo transforman sino que además contribuyen según creemos a disociar o abstraer lo social de lo espacial, una alienación espacial, la que es una forma local de vincularse dialécticamente al espacio y al medio ambiente, por cierto que en una forma de negación, mediante la vinculación instrumental y explotadora de la naturaleza, relación en la que se “utiliza y a la vez se invisibiliza” a la naturaleza objetivada y que no puede sino ser destructiva en sus procesos creativos.
Volviendo al olvido, hace algún tiempo en un encuentro sobre historia en el que abordamos “el olvido del río”, una asistente me planteaba que en su opinión no había un olvido del río puesto ella y algunas personas que ella conocía “recordaban el río”, y bueno es cierto,ese es un tema interesante.. que nos hace destacar que lo que planteamos es en relación a la memoria colectiva y no sobre el recuerdo personal e individualizado, en esa dimensión en la que nos preguntamos por las formas de nuestra memoria, mi lectura es que si, hay un olvido y es importante, y lo característico es que ha habido un olvido colectivo.
Al respecto puede resultar adecuado recurrir a nuestra experiencia y decir que hemos tenido la oportunidad de conocer muchas fotografías, muchísimas experiencias y recuerdos del río Copiapó, las que fueron rescatadas y compartidas en la campaña que Atacama59 realizó el 2011, en aquella experiencia nos encontramos efectivamente con la constatación de que aunque si bien muchas eran las experiencias y recuerdos del río, estas estaban en el ámbito de lo privado, eran memorias individuales las que paradójicamente habían sumado un olvido colectivo, lo que podemos vincular a lo efímero del lazo social9 en la literatura de la sociología de la memoria fundada por Halbwachs (2011[1950]).
El hecho de que nuestras memorias no hayan tejido y heredado una memoria colectiva nos dice bastante de nuestras formas de sociabilidad, pero sobre todo de las condiciones estructurales e históricas en las que hemos transitado socialmente, en las que las relaciones instrumentales y el individualismo ad hoc al contexto capitalista y en la última coyuntura, neoliberal, ciertamente tiene alguna ponderación importante aunque no determinante.
No obstante para cerrar y dejar algunas ideas más optimistas para una próxima entrega, me gustaría dejar planteado que este contexto de desaparición y olvido creo que está dando paso a otra etapa, una etapa en la que ciertamente el río ha ganado posiciones en el discurso público, un lugar en el discurso ambiental y también muy importantemente en el sentido común de copiapinos y copiapinas.
Si la destrucción ambiental y el olvido estaban vinculadas a través del río seco, el mismo río en tanto dispersos recuerdos individuales, experiencias e imágenes privadas se han tejido punto a punto en un telar de la nueva memoria, en tanto símbolo de la destrucción puede ojala, inspirar una lucha necesaria y que puede dar cuenta o tal vez incluso construir una situación distinta, pensando en términos cualitativos, creo que el ahora ya ha comenzado a ser distinto, al menos es bastante claro de que hay condiciones sociales a nivel nacional y global que benefician nuevas sensibilidades.
Finalmente el río nos ha interpelado... ante nuestro espacio destruido, ante nuestra apatía de muchos años, y de dicha interpelación puede surgir una situación distinta pero ese tema debe ser desarrollado en sus propias líneas, tal vez en una nueva entrega.


1Soja W. Edward. “Seeking Spatial Justice”. University of Minnesota Press (2010)
2Connerton, Paul. “How Modernity Forgets” p-41. Cambridge University Press (2009)
3La centralidad de lo laboral abstraido del espacio puede estar originada en que sus ideas han sido pensadas para el primer mundo, en donde parte de los procesos laborales más visibles en los procesos industriales parecen estar a-espacializados. No obstante creemos que la identificación de una abstracción u olvido en el marco de procesos laborales en los que el mismo actuar queda abstraído de si mismo nos permiten apoyar una perspectiva de encuadre espacial de la abstracción.
4Lefevbre, Henry. “La Producción Social del Espacio”. Papers Revista de Sociología, N° 3 (1974)
5Gastón Gordillo. “Lugares de Diablos. Tensiones del Espacio y la Memoria” p 22-24. Prometeo Libros (2010)
6Alvarez, Oriel. “Atacama de Plata”. (1979) ; Caballero, Tusell. “Crónicas Copiapinas: Libro Dos”. Rotary Club Oriente Copiapó. (2012) ; Sayago, C. 1973. “Historia de Copiapó”. Editorial Francisco de Aguirre. Buenos Aires; Villalobos, Sergio. “Minería y Política”. Fundación Tierra Amarilla (2009).
7Astudillo P, Francisco. “Ahistoricidad y Minerización del Territorio: El caso de Copiapó y su Valle”. Actas de V Encuentro de Historia Local PUEBLO HUNDIDO, FRONTERA NORTE DE CHILE EN EL SIGLO XIX. Departamento de cultura I. Municipalidad de Diego de Almagro (2011). Esta ha sido trabajada anteriormente en nuestra crítica teórica de la historia, la que como condición de sociabilidad y sobre todo de temporalidad accidentada y marcadamente discontinua subyacen a las formas en que hemos construido sociedad en la ciudad y el valle.
8Proceso derivado de la incorporación histórica de la región al capitalismo mundial, al respecto recurrimos las obras de: Coronil, Fernando. “El Estado Mágico. Naturaleza, Dinero y Modernidad en Venezuela”. Nueva Sociedad (2002);Gunder Frank, A: Chile: Desarrollo del Subdesarrollo; Revista Montlhy Review; Wallerstein, Immanuelle. “El Moderno Sistema Mundial I”. Siglo XXI (1979); Wolf, Eric. “Europa y la Gente sin Historia”. Fondo de Cultura Económica (1997). No obstante le damos una problematización propia, el concepto lo proponemos en el trabajo de la nota bibliográfica N°7.
9Halbwachs, Maurice. “La Memoria Colectiva”, pp 71-75. Miño y Dávila (2011)




viernes, 12 de abril de 2013

Materialismo, Dialéctica y Supervivencias de Idealismo en la Obra de Karl Marx


Texto antiguo recuperado de clases, para registro...... el artículo revisa algunas tesis elementales de Marx y explora en algunas continuidades en relación a la obra de Hegel. 

Intro
Para entender a Karl Marx y su obra hay una serie de consideraciones previas que tener presente y que son las que queremos abordar en el presente artículo como son por una parte la dialéctica y su intrínseco conflicto y por otra el origen epistemológico del enfoque del autor, como lo es el materialismo enfrentado también dialécticamente a sobrevivencias de idealismo hegeliano como huella de la primera etapa del llamado “joven Marx”.
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Sin embargo vamos a revisar ligeramente los afluentes teóricos del materialismo histórico debemos partir aclarando los inicios de Karl Marx dentro de la influencia del idealismo alemán de Hegel, es en el camino de la filosofía hegeliana idealista en la que Marx se iniciará teóricamente pero al idealismo como respuesta filosófica Marx enfrentará una mirada yuxtapuesta, una mirada materialista entrando en una primera acción filosófica en el adn de su futura identidad intelectual, ya que enfrenta al idealismo (tesis-afirmación) al materialismo presocrático (antitesis-negación) dando por resultado lo que conoceremos como materialismo histórico como síntesis (negación de la negación).. éste proceso da cuenta de la mediación conflictiva de los componentes relevantes de su filosofía como lo es la dialéctica… en ésta breve lectura ya nos encontramos con un esquema primario que nos ayuda a comprender parte relevante de su obra intelectual y por cierto también política.
Pero comencemos por lo primero, que paradójicamente es el idealismo de Hegel.. es de éste afluente que Marx tomará varios elementos muy relevantes como lo son el marco histórico y la dialéctica. El planteamiento hegeliano además de estar fundado en “las ideas” como germen de la realidad social posee un marcado perfil dialéctico, de hecho es Hegel quien importa para la filosofía moderna la idea de la dialéctica que anteriormente estaba anclada al conocimiento retórico, con la “Fenomenología del Espíritu” (1807) y más densamente en “La Doctrina de la Lógica” (1817) el autor prusiano introducirá su concepción dialéctica a la filosofía, cuestionando y discutiendo la lógica formal de raíz aristotélica, hegemónica hasta ese momento.. con ésta idea entraría el conflicto a considerarse como materia constitutiva de lo social, de lo humano y por tanto finalmente de la historia, sería entonces la historia una serie permanente de conflictos, de movimientos contradictorios con lo que surge una de las tesis subyacentes de su filosofía de la historia, lo que finalmente introduce otro protagonista conceptual como lo es la historia como campo de estudio filosófico. Con lo anterior vemos parte de los importantes aportes a la teoría marxista por parte del gran idealista alemán.
Eso respecto de la dialéctica pero también el idealismo es relevante como antecedente de la teoría materialista sobre todo del planteamiento de Marx1, el idealismo alemán y la filosofía de los hegelianos de izquierda es uno de los precedentes directos de la obra de Marx.. más adelante veremos como dentro del planteamiento materialista de Marx, incluso de sus planteamientos más mecanicistas existen supervivencias de idealismo que tendrán cierta presencia relevante en el componente político de su obra y sobre todo de su labor de activismo en favor de los obreros y el movimiento sindical de clase2.
Antes debemos explicar brevemente el idealismo de Hegel, particularmente algunas nociones básicas como la “Dialéctica del Amo y el Esclavo”3, ésta lección hegeliana analiza el origen de la sociedad en la relación social primaria, en la que la conciencia se exterioriza4, se constituye en conciencia social, la que está constituida a partir de las autoconcepciones del deseo de reconocimiento en el otro. De ésta forma los sujetos en el origen desean ser reconocidos por el otro, el deseo de reconocimiento, de afirmación es la motivación humana y la motivación se expresa socialmente en una lucha, una lucha a muerte por el reconocimiento del otro en la que el sujeto que priorice el deseo de supervivencia5 por sobre el deseo de reconocimiento al temer a la muerte por parte del otro se convierte en el esclavo puesto renuncia a la afirmación de si mientras que el segundo sujeto, quien impone su reconocimiento en el otro. Finalmente es el esclavo el que asume una posición en la que produce para su amo, es quien asume el trabajo por tanto la transformación de la naturaleza versus el amo quien queda confinado al ocio. De ésta forma la conciencia social determina al ser, puesto el amo y el esclavo son tal cuando se reconocen como tales en una relación social, es en el plano de la conciencia, de la idea en el que se constituye lo social. La dominación y el sometimiento son (en el hegelianismo) un dialéctico juego de conciencias.
Volviendo a nuestro sendero teórico, el materialismo histórico de Karl Marx podemos plantear que nuestro autor negaría posteriormente la matriz idealista de Hegel pero antes de entrar en dicha discusión focalizaremos nuestra atención en el precedente de la izquierda hegeliana.
Tras la muerte de Hegel sus seguidores se dividieron filosófica y políticamente, un sector de sus continuadores se oriento hacia la derecha política conservadora mientras que otro sector se oriento hacia la izquierda y el radicalismo laico y en tránsito a la materialidad.
La polémica entre los bandos se genera en una frase hegeliana que fue incluida en la introducción de su “Filosofía del Derecho” 1821 que decía “todo lo racional es real y todo lo real es racional6”, sobre ese famoso aforismo se fundamento un debate filosófico en el que los hegelianos de derecha conservadora se quedaron con la segunda parte de la frase ya que lo real es entendido como lo dado, como el orden existente y establecido y este orden sería justificado en la racionalización mientras que quienes se orientaron a la izquierda laica y radical se fundamentaron en la primera mitad de la frase debido a que lo racional genera a lo dado, primero se racionaliza, se intelectualiza y se actúa y luego tenemos la realidad.
De esta tendencia filosófica que acentúa el perfil activo y progresista de la filosofía hegeliana y que de hecho transita decididamente a la izquierda a partir de la lectura de Hegel son los precedentes filosóficos de Karl Marx.

Dentro de los hegelianos de izquierda, los que serían el precedente inmediato, filosófica y políticamente para Karl Marx sería en particular el filósofo Ludwig Feurbach, el más importante en influencia para el joven Marx en sus primeros tiempos, de hecho éste autor sería objeto de una importante obra de Marx como lo fue “Las Tesis sobre Feurbach”, obra en las que se enumeran una serie de frases o aforismos sobre el trabajo de Feurbach y que sería un texto fundacional para la obra netamente materialista de Marx.
La famosa tesis nº11 que planteaba la idea del rol revolucionario y transformador de los filósofos en lugar del filósofo observador del mundo y de la realidad, inspira políticamente al futuro Marx y toda su naciente escuela teórica y también por cierto su trabajo político.
Sería a través de Feurbach que Marx recibe la influencia hegeliana aunque Marx siempre tuvo una relación crítica dialéctica tanto con Hegel como con Feurbach.. de Hegel recibirá la en parte su postura idealista (tesis del amo y del esclavo) y sobre todo la dialéctica y filosofía de la historia.
Mientras que Feurbach significará en parte su inflexión desde el idealismo hegeliano hacia el materialismo, es en este punto e|n el que se produce la inversión materialista de nuestro autor.
No solo la postura política de Feurbach influira en su obra sino también la postura antireligiosa, será el anticlericalismo Feurbachiano otro ingrediente en el cocktail dialéctico que derivaría en el materialismo histórico de K. Marx. Influencia que de alguna forma podemos rastrear en la famosa frase “la religión es el opio de pueblo” (Marx 1843) que tendrá resonancia histórica en la filosofía moderna.
Aunque debemos plantear que Marx criticará también a Feurbach y lo considerará como un autor importante por posicionar temas post Hegel, en especial en relación a los cuestionamientos de la ideología cristiana y por haber contribuido akl progreso de la crítica sin embargo considerará a Feurbach como un autor “extremadamente pobre” al compararlo con Hegel (Marx 1865)7.

Es necesario entonces que nos ocupemos del materialismo como antecedente teórico… básicamente el materialismo asegura que todo lo existente es materia, la materia es en última instancia la sustancia de la realidad.
Como herencias antiguas de materialismo podemos mencionar la filosofía presocrática (de los sofistas) como Demócrito y Epicuro, en ambos pensadores la materia constituirá el foco de reflexión y lo será debido a que el mundo está hecho de materia por lo que la comprensión del mundo es básicamente la comprensión de la materia.
Para la filosofía de orientación materialista la naturaleza y la realidad son independientes del pensamiento humano, de ésta forma la naturaleza y el ser social determinan a la conciencia y no viceversa como lo hacen las filosofías de corte idealista.
Será entonces dentro del orden material en el que los materialistas buscarán sus respuestas por lo que se presenta la economía como institución social relevante…la economía es la objetivación de la realidad en lo social.
Es la economía en tanto actividad humana o práctica social institucionalizada la que se ocupa de la materialidad (producción y distribución de recursos) es acá en el que otra fuente del trabajo del autor aparece pero ésta vez no es una escuela filosófica sino una disciplina como lo es la economía política, de ésta forma economía y materia o materia y economía son importantes insumos para el materialismo histórico.
Estos elementos teóricos se funden en Karl Marx en un proceso dialéctico en el que el resultado es el materialismo histórico como escuela filosófica. Comenzamos ahora a revisar algunos de los principales elementos de dicha escuela..

Materia: El rol de la Economía.
Como habíamos ligeramente comentado en párrafos anteriores la economía tiene una centralidad protagónica en la teoría de Marx ya que es ésta “institución social” la que funciona como mediadora entre la naturaleza y lo humano a través del trabajo, los bienes y los servicios producidos por los grupos sociales.
Es la economía entonces la institución mediante la cual la materia, o más concretamente las condiciones materiales definen nuestra realidad.
Pero la economía no es sólo relevante por la materia sino que por el poder, y en este punto conectamos con los afluentes políticos críticos de Marx entre los que podemos observar claramente a los hegelianos de izquierda, y menos relevantemente a algunos socialistas utópicos sin embargo debemos comprender que Marx y su obra están cruzados irremediablemente por la dialéctica por lo que vamos a tener a “dos Marx” interactuando en su obra, por una parte al Marx Teórico y por otra al Marx Político… ambos espíritus tendrán un discusión que hará que ambas perspectivas tengan grados distintos de presencia a través de la obra del autor.
A diferencia de autores de otras corrientes filosóficas o sociológicas como por ejemplo el funcionalismo el materialismo histórico plantea una distinción analítica relevante entre la economía y lo que podrían ser las otras instituciones sociales como la familia, la política, la religión entre otras además de esferas como la cultural.. Marx, Engels y seguidores plantearán una distinción entre estos elementos, en su mirada la economía no tiene el mismo peso que las otras instituciones sino que tiene una relevancia acentuada.. es más, es sobre la economía que todo se construye en tanto realidades sociales.. habría un determinismo económico. Para decirlo en términos más directos las instituciones sociales no son todas iguales sino que es la económica la que ejerce una primacía sobre las restantes.
Ya hemos hablado de la estratificación social en la teoría materialista histórica en éste curso (particularmente en la primera unidad) pero debemos hacer una breve mención de dicha área teórica para una mejor comprensión de lo planteado.
Recuerdan las clases en ésta perspectiva, vimos que habían cuatro entre las que encontramos a la clase burguesa constituido por los dueños de las industrias y medios de producción, los pequeño burgueses constituidos por profesionales, administrativos, artistas e intelectuales; el proletariado, los que básicamente son la fuerza de trabajo obrera y finalmente; el ejercito industrial de reserva o lumpen proletariado.
Como primer dato, el criterio factor para determinar la posición de los individuos en una u otra clase es el criterio económico, es decir que la posesión o no de recursos materiales o de bienes y capital por lo que se le daría protagonismo teórico a dos clases en el modelo materialista histórico, a saber a la clase burguesa y a la clase proletaria.
Nuevamente observamos la huella omnipresente de la dialéctica hegeliana8 en el materialismo histórico, hablamos acá de una versión de la dialéctica de Hegel filtrada por el materialismo pero para no perder el hilo conductor nos enfocamos en la estratificación en el modelo marxista, vimos que nuestro autor se queda con dos clases, al as que les da protagonismo ya que representan la dicotomía fuerte en sus sistema de clases y su diferencia radica en que unos-los burgueses- son dueños de los medios de producción (industrias) mientras que la segunda clase en disputa-la clase obrera- solo es dueña de su fuerza de trabajo, que debe vender a los burgueses en sus industrias. Observamos que el factor para tipificar a las clases es la propiedad o no de bienes económicos, dan do cuenta de dos hechos anteriormente comentados como lo son por una parte la relevancia de los económico como dimensión determinante de lo social (en éste caso de la estratificación de las clases) y por otra parte la oposición dialéctica entre dos clases pero de esto último ya hablamos en otra unidad de nuestro curso por lo que nos centramos en la relevancia de los económico y lo material.

Para comprender de mejor forma lo planteado debemos introducir la noción de infraestructura y superestructura, estas categorías agrupan las instituciones sociales, la infraestructura es básicamente la economía y todo el entramado socio-normativo construido sobre la economía.
Sería sobre la infraestructura sobre la que se construiría el resto de las instituciones sociales. El estatus quo material estaría estructurado sobre la economía y ésta favorecería a las clases sociales dominantes en desmedro de las clases sociales inferiores, en definitiva se plante en ésta perspectiva que los poderosos siempre ganan puesto la economía, la base de la sociedad produce explotación y dominación.
Por otra parte la superestructura es toda construcción no material9 edificada sobre la infraestructura económica y material, asi podemos encontrar en la superestructura a la religión, el derecho, la familia y la cultura en general incluyendo el arte, las costumbres etc. La tesis es que toda la superestructura social está construida para disfrazar la realidad económica y de esa forma justificar la realidad y finalmente la explotación del hombre por el hombre y el sometimiento de las clases obreras. En ésta perspectiva la comprensión de la frase anteriormente citada del autor “la religión es el opio del pueblo” se hace evidente puesto la religión es parte de la superestructura social y por tanto es comparada con el opio puesto tendría el efecto de “engañar la conciencia” al igual que la droga por lo que el pueblo estaría impedido de tener una conciencia de su situación de explotación por lo que finalmente la religión sería funcional a la explotación de clases.
Toda la superestructura es para los autores del marxismo clásico y sus seguidores una distracción de la verdadera realidad que es la económica, la material de forma que todos los elementos de la superestructura son objeto de crítica más que de análisis. De hecho Marx y Engels postulaban que la crítica de la religión es la base de toda crítica puesto la religión es la conciencia falsa del mundo y es además una creación humana (la religión) y no el hombre una creación religiosa, acá podemos identificar la influencia de la crítica religiosa de Feurbach cuando planteaba que los hombres habían creado a dios y ahora la creación sometía a sus creadores.
En dicha crítica y el papel que en ella se le da a la conciencia nos remite vía Feurbach a Hegel y su idealismo dialéctico, observamos una supervivencia filosófica de Hegel.
Si hacemos un análisis de la obra marxista en ésta dimensión teórica nos encontramos con una dialéctica entre el materialismo y el idealismo, de su síntesis obtenemos la identidad teórica y política de la obra de Marx y Engels… el materialismo fundamenta la crítica pero en ésta interviene la conciencia.. hay una tensión dialéctica entre el marx materialista y el dialéctico. Por extensión podemos también seguir esa tensión dialéctica entre la infraestructura y la superestructura.
Siguiendo con la superestructura, todos sus elementos terminan en la mirada marxista clásica con una crítica en dicha dirección, de ésta forma el derecho como estructura normativa es también parte de la superestructura y es también funcional a la dominación de clases puesto las leyes y las normas son “hechas” por la clase dominante o por sus expresiones técnico-políticas por lo que el derecho protegería, en esta perspectiva, los derechos de los dominadores burgueses amparados en su maquinación económica. El derecho sería también un distractor de la conciencia, un disfraz de la dominación y de la explotación de las masas.
Es importante traer acá a la reflexión el concepto marxista de “ideología”. La ideología estaría simbióticamente relacionada a la superestructura y sus más disímiles componentes y se fundamenta en la introyección de los valores burgueses a las clases dominadas con lo que éstas aceptarían como suyas las concepciones de mundo de la clase que las subyuga por tanto todas la instituciones sociales que forman parte de la superestructura además de lo que podríamos llamar como fenómenos de la esfera cultural son ideológicos en sentido marxista dentro del análisis materialista histórico. La ideología naturaliza la dominación y la clase dominante “hace” la sociedad a su medida.
Hay en ésta dimensión una discusión eterna aun abierta respecto del determinismo económico del marxismo clásico y por ende del papel de la infraestructura y de la superestructura, es interesante para fines de nuestro curso observar que hay en el materialismo histórico un buen análisis “institucional10” sin emabargo no hay en su teoría original un buen análisis de los cultural, en parte porque la cultura es una idea que estaba en conformación en la época que Marx escribe como ya vimos en la primera unidad del curso, en parte porque en tanto fenómeno formaría parte de la superestructura.
Ya habíamos escrito ligeramente sobre “dos Marx´s” pensando en su perfil más científico y su perfil político, o de activista pro-obrero, bueno éstos dos perfiles del autor son a nuestro criterio otra evidencia de la profunda huella de la dialéctica en su trabajo.

Otros conceptos de gran relevancia y que tienen gran peso en los argumentos del Marx teórico y científico son las fuerzas productivas (medios de producción) y las relaciones sociales de producción. Ambos conceptos son parte de la infraestrutura económica de la sociedad, ahondamos un poco más en ellos.
Por fuerzas productivas vamos a entender vamos comprender al complejo que incluye tanto a las herramientas o instrumentos para producir como la organización del trabajo acá podemos incluir con facilidad a las industrias y sus maquinarias, todas las herramientas necesarias para realizar el trabajo, los bienes inmuebles, tierras etc.. éstas fuerzas productivas son de propiedad de la clases burguesa.
Por otra parte tenemos las relaciones sociales de producción que básicamente son los vínculos con que los seres humanos desarrollan para producir, éstos vínculos están mediados por el poder a través de la economía de esa forma cada modo de producción histórico tendrá su relación social de producción por definición por ejemplo el modo de producción antiguo será construido sobre el esclavismo como relación social de producción, mientras que el capitalismo industrial sobre el trabajo libre asalariado, trabajo proletario.
Desde su perfil más científico el autor propondrá la tesis de que el cambio social se puede producir cuando existen contradicciones en el orden económico, esto es cuando hay tensiones entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción.
Hay en esa tesis planteada una afirmación basada en su análisis económico de las sociedades y del cambio social en ellas, tal afirmación rebosa de cientificidad.
Por ejemplo hemos conversado en clases sobre la guerra civil de EEUU, la famosa guerra de secesión que se desarrollo en gringolandia entre los años 1861 y 1865 y en la que se enfrentaron las “dos almas” y también los “dos cuerpos” de EEUU de la época como lo eran el sur representado por los estados confederados” y el norte lberal. 
Ambos polos tenían profundas diferencias en los planos económico, cultural y político pero para fines de aplicación conceptual centraremos nuestro análisis en lo económico.
El sur básicamente poseía una economía agrícola en la que la producción de algodón tenía gran relevancia económica si nos enfocamos en los conceptos clave de la infraestructura materialista histórica identificamos las fuerzas productivas enmarcadas en el contexto de la producción agrícola en la que podemos incluir tierras, herramientas, bienes inmuebles, animales.
Por otro lado y de gran relevancia para la comprensión teórica que hemos planteado debemos enfocarnos en las relaciones sociales de producción de los estados del sur puesto son un elemento clave. El esclavismo… constituía la relación social por definición de la economía del sur agrícola conservador lo que implicaba naturalmente que los dueños de las fuerzas productivas además de la posesión de herramientas materiales poseían además seres humanos en categoría de esclavos. Los esclavos eran descendientes de africanos comerciados en le mercado de esclavos hacia América, a ésta población se les denomina afroamericanos y eran los encargados de trabajos en el mundo rural, principalmente de cultivo y cosecha aunque habían pequeños porcentajes de afroamericanos que trabajaban como criados dentro de las casa de sus amos, a éstos se les llamaba los “afrancesados” por el origen de sus amos.
Mientras que en el norte de economía industrial y políticamente liberal las fuerzas productivas estaban constituidas por industrias y la consiguiente maquinaria y herramientas en el contexto del norte industrializado. Mientras que la relación social por definición en éste polo estaba representado por el trabajo libre asalariado.
Entrando en materia de análisis podemos decir que el crecimiento de la industria fue explosivo en el norte lo que implico un sobre desarrollo de las fuerzas productivas sobre todo en industria pesada situación que fue haciendo evidente un hecho de gran interés para nosotros como lo fue el desajuste o tensión entre la industria y la mano de obra, debido a que la oferta de mano de obra no avanzaba al ritmo del crecimiento de la industria, en pocas palabras la industria se quedaba sin trabajadores suficientes para producir al ritmo de su crecimiento y también para controlar el precio de la mano de obra. Desde una perspectiva materialista histórica observamos nítidamente una contradicción entre fuerzas productivas y relaciones sociales de producción.
De esta forma el norte industrial habría tenido la motivación económica-material para enfrentar al sur conservador puesto que la destrucción de la economía sureña liberaría no solo a los esclavos como seres humanos sino como potenciales trabajadores libres y asalariados los que podrían no sólo cumplir con las expectativas de producción ahogadas por la falta de demanda sino que controlar el precio de la mano de obra introduciendo además un nuevo ejercito industrial de reserva en el norte.
De esta forma vemos como un fenómeno histórico de cambio social podría ser comprendido mediante conceptos del materialismo histórico en su perfil más teórico. Con lo que además se puede cuestionar a las versiones de corte más idealistas y liberales sobre éste importante capítulo. En fin sólo lo revisamos para efecto de aplicación teórica por lo que simplemente seguimos nuestro cometido.
Volviendo a la tesis central de nuestro artículo tenemos entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción otra relación dialéctica que como vemos están presentes por toda la obra del autor.


Historia Y Conciencia

La historia es otro elemento relevante en el trabajo de los autores clásicos del materialismo histórico aunque suene algo tautológico. Acá observamos la influencia ramificada de la filosofía de la historia de Hegel, también de la idea hegeliana de la dialéctica entre el amo y el esclavo en la que se plantea que el origen de la sociedad es un trato desigual resultado de una lucha incesante, la historia como conflicto, la historia como otra expresión de la dialéctica.
Esta última idea sería el fundamento para el planteamiento de Marx de que la historia no es más que la historia de la “lucha de clases” por tanto el análisis de la sociedad industrial no está exenta de dicha tesis, es por ésta razón que podemos conectar ésta idea con lo expresado en relación a la relación dialéctica teorizada por el autor entre la clase burguesa y la clase proletaria anclada en la propiedad privada y el poder (Marx y Engels 1848). 
Llevemos ahora esa dialéctica al marco económico de la realidad social de la época teorizada como lo es la sociedad industrial moderna y su escenario por definición como lo es la industria. Es en la fábrica o la industria moderna donde las relaciones sociales de producción en tanto formas de vinculación productiva ejercen su actividad. De esta forma es en la fabrica donde el obrero asalariado (proletario) vende lo único que posee que es su fuerza de trabajo a los dueños de los medios de producción quienes poseen los recursos materiales de capital y de bienes necesarios para la producción en una relación contractual que operaría en conflicto de intereses económicos. Por una parte el interés del burgues de una máxima ganancia con mínima inversión y por otra el interés en las condiciones de trabajo y de una adecuada remuneración en el caso de los obreros, vemos ahí dos intereses contrapuestos, irremediable e irreconciliablemente según la mirada del autor.
La industria moderna es la expresión por definición de la economía capitalista y por tanto de la realidad social de la época y en ella se expresa el conflicto de clase entre burgueses y proletarios de lo que se deduce que el capitalismo implica intrínsecamente el conflicto de clase.
Aunque debemos destacar que Marx había hecho distinciones entre los intereses dentro de la misma burguesía diferenciando a la burguesía financiera y la burguesía (Marx citado por Engels 189511) dando cuenta de una complejización poco estudiada de su modelo de estratificación.
Volviendo al punto comentado en relación a las relaciones contradictorias en la industria, es acá donde podemos identificar uno de los procesos definitorios del capitalismo como lo es la plusvalía y su relación a la explotación capitalista.
Para comprender en el marco materialista histórico a la plusvalía como fenómeno abordaremos previamente la alienación. Marx materializaría la noción de alienación anteriormente discutida por diversas escuelas de pensamiento llevándola al marco material y económico industrial moderno planteando que en la industria moderna el obrero era alienado de si mismo, era llevado fuera de si a través del trabajo. El trabajo alienada a los obreros por una serie de factores como por ejemplo: el trabajo en la industria era solo una robótica “parte” del trabajo total por lo que el trabajador era despojado de su relación con la totalidad del producto, el no vería el producto sino una parte del proceso y esa parte sería alienante; por otra parte el trabajo alienada debido que suprima la cooperación colectiva al centrar e individualizar los momentos aislados del trabajo por lo que los trabajadores trabajarían en la industria pero “no juntos”.
Ese es el marco de realidad para las labores del trabajo ahora veremos como con ese marco de fondo aparece la plusvalía como proceso económico.
La plusvalía en términos de la teoría de Marx es la expropiación de valor que el burgués hace al no pagar el valor invertido en el producto por ejemplo: de ésta forma un producto con valor 20 de trabajo materializado en su proceso de producción es pagado sólo en una pequeña fracción al trabajador en el salario produciéndose una expropiación del burgués al trabajador dando pie para la acumulación por parte burguesa y al empobrecimiento por parte de la clase obrera.
Ambos fenómenos, por una parte la alienación y la explotación están asociados y eran un síntoma de la época moderna según los planteamientos del autor y en una mirada con pretensiones globales podía dar cuenta de la situación de empobrecimiento de la clase obrera y su explotación de clase por la clase burguesa.
Es en éste punto donde a nuestro criterio encontramos una de las más relevantes supervivencias hegelianas en la obra del Marx más político, del pensador activista, hablamos de la noción de conciencia de clase que en principio funciona como el opuesto al concepto de alienación.
La conciencia de clase es uno de los principales conceptos del materialismo histórico y su utilización y su difusión se ha extendido mucho más allá de los confines de las discusiones intelectuales y teóricas, de hecho es en el campo de la retórica político donde más se ha difundido el concepto de conciencia de clase.
La noción de conciencia de clase nos remite directamente la conciencia y mediante la conciencia otra vez a Hegel y el idealismo alemán.
Marx parte del supuesto de que la posición similar de los obreros frente al capital les otorga una similitud de situaciones y de intereses constituyendo un a clase en si.
Esta clase social, la proletaria es objeto de la explotación mientras participa de las instituciones de la sociedad que constituyen la superestructura, las que naturalizarían la situación de explotación como parte de la realidad.
Entra acá el proyecto político de Marx ligado a los partidos de vanguardia obrera y las organizaciones sindicales además de las internacionales de distinto tipo. Para el autor se debía de colaborar en la construcción de una conciencia de clase para el proletariado para éstos tomaran conciencia de su realidad de explotación, comprendieran los fundamentos de su dominación por parte de la clase burguesa (tesis). Una vez que la clase burguesa tomara “conciencia para si”, esto es de una conciencia para si mismos como integrantes de una clase homogénea podrían organizarse en organizaciones de vanguardia proletaria y mediante la movilización obrera realizar la revolución social en la que derrocar a la clase burguesa (antitesis) y tomar el control de los medios de producción y finalmente instaurar un nuevo orden, el socialismo (síntesis) el que debía ser una transición hacia una sociedad sin clases y sin estado, el comunismo. Debemos dejar claro que la utilización del modelo simple al que hemos recurrido en el párrafo anterior no hace justicia a las perspectivas de Marx ni de Hegel, solo lo hemos utilizado como estrategia didáctica con un objeto pedagógico.
Vemos en ésta sección de su pensamiento contradicciones entre el Marx más teórico y el pensador/activista político ya que desde su perfil más teórico y técnico-científico ha afirmado que el cambio social es posible dentro del marco de la inestabilidad económica (tensiones entre fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción) en una posición eminentemente económica y material mientras que el Marx más político retoma al idealista, a Hegel dando una importancia fundamental a la conciencia como el factor de preponderancia en la construcción y modificación de la realidad. Vemos una relación dialéctica entre los dos perfiles del autor.

Breves Comentarios Finales

Como hemos visto en éste recorrido conceptual y reflexivo los conceptos teóricos del sistema de pensamiento del materialismo histórico están cruzados por la dialéctica, de ésta forma vemos como en el sistema dialéctico se encuentran sus influencias materialistas e idealistas, su perfil teórico con el político, burgueses con proletarios, fuerzas productivas con relaciones sociales de producción, alienación y conciencia de clase.
Gran parte de su sistema filosófico abunda en tránsitos dialécticos, vemos con claridad que Marx y su materialismo histórico responden a la filosofía del cambio, más concretamente al conflicto dialéctico llevado a los planos filosófico, político y por cierto económico. 
La dialéctica como metodología de análisis intelectual es otra herencia de Hegel que no es abandonada en ningún momento ni por Marx ni por su compañero intelectual Engels, la dialéctica le da la mano a la materialidad y le da su especificidad a ésta escuela teórica.
Respecto éste último elemento, la economía observamos una centralidad institucional en el análisis de la realidad social es claramente en algunos momentos en que el determinismo material es más claro, más nítido como en el caso de momentos del “Manifiesto Comunista”, algunos interpretes entre los que me incluyo consideramos el determinismo como uno de las falencias del sistema marxista ante lo que los protectores del legado del autor han reaccionado históricamente responsabilizando a F. Engels como autor de dicha tesis determinista lo que nos parece otro error más puesto el manifiesto es una obra compartida entre ambos autores por tanto éxitos y limitaciones de dicha obra deben asumirse como compartidas, además podemos destacar que Engels (1886)12 desarrollaría una nueva versión del materialismo acentuando los factores dinámicos de la dialéctica y el cambio en una perspectiva epistemológica.
Volviendo a la economía es clara la preponderancia económica como mediatizadota de la intervención en la materialidad y mediante dicha relevancia es fácil comprender el sistema filosófico de Marx.
Respecto del idealismo, uno de los elementos menos reconocidos por los marxistas ortodoxos hemos visto que el peso intelectual de Hegel dejo una huella imborrable incluso en sus planteamientos materialistas y económicos apareciendo por los conflictivos vaivenes de la dialéctica interfiriendo le hegemonía de la materia y la economía en la obra del autor.
Hemos visto como la obra de Marx no es homogénea hay contradicciones permanentes fruto del enfrentamiento dialéctico entre elementos idealistas, materialistas, teóricos y políticos.
La obra del materialismo histórico no es una obra cerrada dado que muchas de sus contradicciones no permiten una clausura definitiva, clausura que buscaba el autor como todo autor de la modernidad cuya obra se constituía ya en uno de los grandes relatos del la modernidad de su época.





1 Ya que F. Engels, el otro gran clásico fundador de la escuela de pensamiento se centrará más en los aspectos dialécticos de Hegel que en los idealistas.
2 Respecto de la idea y el concepto de clase social, de gran relevancia en la obra del autor revisar los contenidos de la primera unidad del curso en el que estudiamos la estratificación social en la mirada marxista.
3 Momento relevante de su obra “Fenomenología del Espíritu” en 1807.
4 A diferencia del idealismo subjetivo anterior al idealismo dialéctico hegeliano.
5 Ante el riesgo inminente de perder la vida en dicha lucha a muerte.
6 Frase que fue alterada en su orden por Friedrich Engels en su “Ludwig Feurbach y el Fin de la Filosofía Clásica Alemana” que la planteo de la siguiente forma “todo lo real es racional y lo racional es real” dando preponderancia a una presentación que acentuaba el perfil conservador en lugar del revolucionario.
7 Marx en “Sobre Prodhon” (1865).
8 Podemos asociar la dialéctica del amo y el esclavo de Hegel, reemplazando al amo por el burgues y el esclavo por el proletario.
9 Utilizando conceptos vistos anteriormente en el curso podríamos hablar de el resto de las instituciones sociales así como también de las ideo-facturas culturales.
10 Que uno puede o no compartir pero no puede negarse que hay un análisis de las instituciones sociales, principalmente anclado en el funcionamiento económico y la prevalencia de lo material planteada en el análisis social.
11 En el prólogo de la edición de 1895 de “Las Luchas de Clases en Francia 1848 a 1850”.
12Engels, Friedrich. “Dialéctica de la naturaleza”, en este notable y visionario texto Engels explora las propiedades dialécticas de la naturaleza, las que según el autor no difieren de las formas en que se mueve la historia, un texto que requiere un análisis exclusivo y que puede motivar sus propias lineas.

martes, 9 de abril de 2013

Hacia una Ciudadanía Política: Cambios Cualitativos en el Chile Contemporáneo


Un escrito del año pasado nunca publicado, lo compartimos antes de que añeje.....

Preámbulo
Chile ha cambiado, no es otro pero ya no es el mismo. Esta aparente paradoja en realidad puede dejarnos algo puesto los procesos de movilización social tanto derivados de las temáticas ambientales como educacionales han supuesto transformaciones cualitativas de gran importancia, las que son aparentemente menos vistosas que los cambios cuantitativos esperados, no obstante eso los hace más interesantes para la ciencia social y muy relevantes para el necesario proceso de construcción de ciudadanía en nuestro país.
Lo cierto que como ciudadano y también como cientista social creo que los procesos y las discusiones abiertas por la movilización social deben todavía profundizarse, es decir aún queda mucho por hacer tanto en lo ambiental como en referente a lo educacional, en dodos los sentidos, queda bastante trapo que cortar sin embargo quiero detenerme en aspectos subyacentes de los procesos vividos durante el año pasado y parte de éste año en relación a analizar cualitativamente las transformaciones de éstos fenómenos. 
Antes de que asumiera el presidente Piñera tuve la hipótesis que al asumir su mandato era muy probable la generación y multiplicación de algunos  conflictos sociales, no necesariamente debido a que se produjesen cambios objetivos, es decir no pensaba que hubiesen cambios sustantivos respecto de lo realizado por la concertación en los veinte años en los que estuvieron en el gobierno, de hecho ha sido un gobierno más bien de continuidad a lo hecho por sus "opositores", más bien mi impresión e hipótesis era que probablemente se produciría un giro en la subjetividad, y que éste giro subjetivo iba a ser además incentivado por la concertación ahora como oposición, sobre este último fenómeno tenía bastante seguridad del oportunismo de dicho sector político.
Pero más relevante y a la vez misterioso que lo anterior resultaba el factor de energía reprimida debido a la camisa de fuerza que la concertación practicó, durante sus veinte años en el gobierno mediante operadores políticos en el mundo social, sindical y estudiantil se liberaría en un eventual gobierno de la derecha y según algunos analistas agregaban a mi hipótesis estallaría, en sucesivos focos de conflicto. Un escenario con despligues de subjetividad muy diferentes podía hacerse presente, cabía estar atentos ante aquello.
Esas primeras hipótesis no pudieron ser comprobadas puesto el año 2010 comenzó con un hecho que cambiaría el escenario, tanto del estado como de los actores sociales en general, el terremoto de febrero de 2010.
El impacto dramático del terremoto supuso un necesario cambio de la agenda, en la medida de las múltiples urgencias que dicho movimiento sísmico y su consecuente tsunami produjo.
Posteriormente el 2010 siguió con la situación archi-mundialmente conocida del rescate de los 33 mineros lo que también contribuyó a generar condiciones muy sui generis para el 2010.
Sin embargo dichas condiciones particulares observadas durante el 2010 tendían a enfriarse y diluirse entrando el 2011, lo que permitiría el fin de la “tregua social” que la ciudadanía había otorgado a este nuevo grupo gobernante.
Lo que sigue está instalado ya en la historia, el año 2011 que como planteábamos se inició con las movilizaciones ambientalistas, movilizaciones que lograron instalar la discusión pública en la temática ambiental y en particular en el cuestionamiento de la generación de energía termoelétctrica.
Meses después observaríamos una de las más amplias movilizaciones estudiantiles de la historia, movilización que pondría en entre dicho al lucro, al endeudamiento familiar y la calidad en la educación chilena.
Al respecto y como centro de nuestro análisis, quiero detenerme en este punto, en el que recuperaré la hipótesis anterior, puesto la disolución de las condiciones excepcionales del 2010 permitirían un análisis en la lógica pensada originalmente.
La tesis central es la del giro subjetivo, es este giro el que representa el principal cambio en el Chile actual, lo que se transformó fueron las condiciones de la subjetividad colectiva.

Acto Primero
Algo de Historia Reciente: La Energía Reprimida.. una camisa de Fuerza
Para comprender las cualidades del cambio es necesario hacer algo de historia, mucho de lo que ha cambiado tiene que ver en más de un sentido con la concertación. Lo anterior debido que durante los últimos veinte años de gobierno concertacionista y muy ligado en sus comienzos al miedo a la saliente dictadura se instauró un modo de hacer en política, evitar el conflicto por miedo a los militares, la democracia era aún un intento frágil.
Aunque la timidez y el miedo inicial se matizaron con el tiempo, la evitación del conflicto se institucionalizó en el tiempo, y éste proceso fue funcionalmente aprovechado por la máquina política de la centroizquirda, llegando a ser una de las características definitorias del periodo.

Hay un elemento central y es a nuestro criterio el tendido de la red política de la concertación a través del mundo social. Esta situación es según creemos muy relevante, debido a que durante veinte años los operadores políticos al interior de organizaciones sindicales y en muchos casos estudiantiles de varias maneras hicieron contención de la energía producida por la insatisfacción de demandas ciudadanas, sociales y ambientales durante el periodo. Esta contención operaba mientras que esta energía solo crecía.
Otro factor no menos importante aunque secundario en nuestro texto es el miedo general del periodo, con primeros años cargados de miedo, una nueva democracia con miedo no solamente a las cúpulas militares sino que contradictoriamente también con miedo a la misma democracia.
Lo anterior puede ser entendido aunque no justificado en el trauma de la dictadura y sus aberraciones y múltiples atropellos, nos obstante no puede entenderse el periodo con dicho elemento como una condición importante de la subjetividad de la época.
El traspaso del gobierno al interior de la misma coalición (concertacionista) permitió mantener dicha represión institucionalizada de energías, es por eso que ocupamos la metáfora de la camisa de fuerza, creemos que podemos pensar los veinte años de concertación como un periodo de contención de energías en relación a la participación social y sobre todo política. La época de la política del consenso quedaba inaugurada y en vías de su consolidación como paradigma político. Por cierto este consenso además suponía una forma de operación matemática particular, en la que un sector político (la derecha) quedaba equiparado en prácticamente una mitad de representación política pese a sr siempre minoría, la curiosa matemática binominal, toda una rareza mundial, para los record guiness que tanto gustan por estas tierras.
Ese antecedente es necesario para comprender el contexto de historia sociológica en la que opera la hipótesis que busca explicar los cambios analizados.
Si consideramos que en el periodo de “camisa de fuerza” anteriormente mencionado, la represión de las energias y la contención de las demandas generaron una separación del ejercicio político entre dos de sus dimensiones más importantes, por una parte quedaría la “política” institucional formal, la de los partidos y la de la cooptación del estado en tanto instrumento; y por otro lado el ejercicio de la participación social de la ciudadanía. En ese sentido no sólo estas dos esferas quedan separadas, sino que la participación es deslegitimada como medio válido de hacer política desde las estructuras convencionales, lo anterior nos ayuda a comprender varios fenómenos que mencionaremos luego.
Como argumentábamos, en estos veinte años la participación ciudadana fue dejada al margen desde la hegemonía de los operadores tanto del estado como del mercado, lo que llevó a un proceso que marginalizaría (también desde los medios de comunicación) las expresiones sociales en el espacio público, es decir que de una forma tácita, velada (como es habitual en Chile) se terminaría por institucionalizar una práctica, la que en cierto grado proscribiría a la movilización social como forma de acción política.
El nuevo discurso , la episteme del periodo siguiendo a Foucault instalaría una traducción de la acción política en el espacio público como desorden y como una actividad riesgosa, lo anterior en un marco de transición aparente o débil frente al poder militar.
En ese escenario es que las movilizaciones sociales durante el periodo concertacionista terminaron asumiendo un carácter netamente ritual, antropológicamente podríamos decir que el mito se divorciaba del rito, de esta forma durante aquel periodo cada año las organizaciones realizaban las marchas en una suerte de estacionalización de las movilizaciones (inicio del año de clases, el 1° de mayo, la cuenta pública el 21 de mayo etc), el periodo de movilizaciones se reducía a unas cuentas fechas en el calendario, descontando una que otra coyuntura el resto se inscribía en un calendario ritual. Esta ritualización en el sentido de la crítica a la burocracia pudo ser en parte importante por el alejamiento de la “política” (comillas no casuales) de la praxis social.
Esta suerte de proscripción de la movilización social como herramienta legitimada ayudaría a consolidar en el imaginario social que la política es la actividad de los políticos, una profesión y que convertiría en una actividad exclusiva de los militantes mejor instalados en las redes de poder, mientras que la movilización social era socializada como desorden público, o en los discursos menos alarmantes muy acentuadamente como un riesgo de desorden, en el espacio público pero nunca como una actividad “política”, puesto esta se transforma en el periodo en una actividad gremial monopolizada.
Lo anterior nos ayuda a interpretar la deslegitimación en la que la política formal se encuentra en el momento actual, puesto la política profesional en tanto gremio especializado optaría decididamente por la legalidad de la forma, dando la espalda a la legitimidad del contenido, representado para estos efectos en el espacio público.
Acto Segundo
El Cambio de Piel: Recambios Generacionales y Comunicativos

Otro de los factores que están a nuestro criterio operando en éstos cambios cualitativos que hemos experimentado es el recambio generacional y las nuevas formas de sociabilidad contemporáneas, elementos que en sus respectivas dimensiones también suponen giros importantes, lo anterior puesto las movilizaciones del año pasado tuvieron como uno de sus diversos protagonistas a toda una serie de cohortes bastante jóvenes, básicamente nacidos en democracia por lo que hablamos de una generación que rompe con la herencia cultural del miedo, esta última, superviviente de la dictadura y de los primeros años de la democracia transicional.
Esta ruptura con lo que hemos llamado la herencia cultural del miedo tiene como consecuencia observable una diferencia sustancial respecto a las generaciones inmediatamente anteriores, a saber los nuevos jóvenes no tienen miedo, por ahí hay frases que recordaban las ingeniosas paradojas del mayo del 68 francés y que dan cuenta de éstas diferencias como por ejemplo carteles en las marchas en las que se leen eslogan como “nos tienen miedo porque no tenemos miedo”, lo anterior funciona como un ejemplo de éstos nuevos paradigmas, propios del ingreso creciente de las generaciones más jóvenes a una forma rearticulada de vivir y hacer lo político. 
El cambio de gobierno no sólo supone el cambio de una coalición por otra sino que también coincide con la temprana madurez de nuevas generaciones que no vivieron la dictadura, lo que implica un cambio en el escenario de los actores sociales, que en una fracción creciente van incorporando a jóvenes y adolescentes.. y que para los políticos del gremio representan una aproximación a lo desconocido puesto se asoman desde lo lejano de un viejo paradigma, sin las necesarias herramientas de traducción cultural.
La tecnología resulta esencial para pensar este nuevo escenario, en relación a lo anterior podemos referirnos por ejemplo a los cambios comunicativos, podemos reflexionar sobre la virtualización y la colectivización digital de la información gracias a las redes sociales.
De hecho no es aventurado plantear que no podemos pensar las movilizaciones ambientales que inauguraron la movilización social el 2011 y que cuestionaron la instalación de las centrales termoeléctricas en el norte chico sin la difusión realizada  a través de la red social como Twitter, esta red social fue central en la tarea de socializar la información y la instalación de la temática en la opinión pública..
Lo mismo puede ser analizado en relación a las movilizaciones por la educación y la utilización de la ultra popular red social faceebook (sobre todo en Chile). La utilización personalizada y la filosofía del youtube, el broadcast your self, el hágalo usted mismo, caló hondo en las comunicaciones, con lo que asistimos a un proceso que ha tomado unos cuatro años en los que los ciudadanos nos hemos independizado de la prensa formal, en este sentido la figura del reportero ciudadano ha llegado a ganar espacios incluso en la TV.
Estos dos fenómenos se cruzaron ayudando a generar condiciones de ejercicio de la subjetividad distinta a las de años anteriores.
La tecnología y sobre todo las redes sociales han contribuido a disponer de espacios de sociabilidad, los que deben sumarse a la complejidad de las nuevas masas sociales, compuestas por componentes trasngeneracionales en las que las nuevas generaciones han tenido un importante papel.
El espacio virtual  en tanto fenómeno social, si bien no es fundamental en los hechos de los que este escrito trata, si es un componente que debe ser al menos consignado dentro del análisis. Al respecto es interesante recordar mucha hipótesis fatalistas y flagelantes sobre los efectos de la tecnología y las redes sociales en los jóvenes generaría sujetos alienados de la realidad, los hechos muestran que ese pesimismo radical debe ser dejado de lado, la sociabilidad virtual ha sido un fenómeno que no sólo ha demostrado su alcance en las sociabilidades, sino que para el caso de las movilizaciones contemporáneas ha entregado una herramienta de socialización y tejido de esfuerzos antes disgregados.
Lo anterior resulta fundamental a nuestro criterio sin embargo para los fines de este texto se escapa a nuestro objetivo analítico, sin embargo debe ser consignado como un elemento más en el escenario global de los cambios cualitativos a los que asistimos, sin embargo nos dejaría dejar una pregunta abierta, para ser explorada posteriormente y es posible un espacio de sociabilidad en lo virtual?.


Acto Tercero
El Factor Piñera: Alteridad y el Antagonismo de la Dialéctica

Las ciencias sociales han discutido muy profundamente sobre el otro, para aquello han dado cabida a un concepto, el de alteridad para referir a la construcción identitaria en función de un otro, ya sea individual o social.
La psicología social estudiaría la construcción de psicológica de la identidad entendida como parte de un proceso social, la antropología tomaría nota del encuentro de los primeros antropólogos con los otros, con diversos otros, algunos oceánicos, africanos y posteriormente también nativos americanos, los que desde la diferencia contrastarían con los observadores occidentales.
Estas lecciones sobre la alteridad también han sido recogidas por la sociología, aunque aún con ligereza según creemos. Recogiendo la discusión creemos pertinente aplicarla a los fenómenos políticos, y en ese sentido nos parece que el factor Piñera como elemento de alteridad, también es relevante en el análisis sobre los cambios de las condiciones cualitativas que observamos han cambiado.
Si pensamos en el periodo de la camisa de fuerza (anteriormente referido) y la acción de contención de las redes de gobierno en el mundo social durante las últimas dos décadas.
El cambio de gobierno en 2010, supone un hito aunque gatopardista en lo objetivo no menos importante en la esfera subjetiva, y sobre todo en sus potencialidades de rearticulación discursiva. Este cambio, en el que se traspasa el mando a la derecha y sobre todo el periodo de normalización que se produce entrando al 2011 permitieron en alguna medida contrastar y reflexionar sobre la hipótesis puesto los factores coyunturales que osbtaculizaban el análisis se regularizaban.
En el escenario 2011-2012 la condiciones para las que fue pensada la hipótesis eran las medianamente propicias, algo al respecto comente el año pasado, en una jornada de reflexión sobre las movilizaciones estudiantiles a la que me invitaron algunos dirigentes estudiantiles y sociales acá en Copiapó.
En este punto varios son los elementos que permiten pensar en un nuevo escenario, primero que ya no es la centro izquierda sino la derecha nuevamente en el poder y por sobre todo el factor del personaje Piñera, al que debemos sumarle el rol de presidente y lo que el análisis de ambos elementos en conjunto permite.
Lo anterior debe ser entendido en un escenario general en lo estructural en el que no ha habido cambios sustantivos en relación a los gobiernos de concertación. En ese sentido estamos de acuerdo con quienes señalan que no hay mayores diferencias entre los gobiernos de la concertación y el de la derecha, objetivamente no son significativos si es que los hay. No obstante si planteamos que con este cambio se generan las condiciones de posibilidad de nuevas configuraciones subjetivas y con ello el germen de los cambios subjetivos a nivel social y en consecuencia también políticos.
Volveremos al factor Piñera pero antes nos introduciremos algo más en ideas sobre el lenguaje, la cultura y lo político.
En esta interesante dimensión en la que nos interesa detenernos algunas líneas, en este aspecto creemos que podemos entender lo social y lo cultural como fenómenos humanos constituidos como tales a través del lenguaje. En ese sentido el discurso en sus múltiples conceptualizaciones nos es de gran utilidad para interrogar los fenómenos políticos contemporáneos.
En relación al cambio que objetivamente sindicamos como gatopardista, esto es, el cambio los inquilinos de la moneda de concertacionistas por aliancistas no representa como ya indicáramos cambios objetivos sino posibilidades de cambio subjetivos. En esta dirección es que planteamos que lo que opera es la posibilidad de desestabilización del discurso, a posibilidad de una nueva episteme, la posibilidad de nuevas regularidades discursivas.
En esta dimensión si bien los cambios operan a nivel intangible no son menos relevantes puesto como todo fenómeno del lenguaje implica expresiones en los planos de la sintaxis, la semántica y la pragmática, es decir en la organización de los elementos del discurso, las significaciones sociales y los efectos en la praxis, todos estos fenómenos operan simultáneamente en la cultura como fenómeno mediado en el leguaje.
Al respecto del cambio de gobierno supuso la incorporación de algunos elementos que permitieron una nueva sintaxis discursiva, nuevos significados y la “posibilidad” de nuevos aspectos de praxis social y política.
Piñera en tanto factor, se constituye en un significante resignificado en su rol de presidente, al respecto este personaje representa características particulares, principalmente el ser un empresario, además no es cualquier empresario sino que es uno millonario, incluso algunos creemos que es más bien un inversionista que un empresario y como factor no menor, a toda su representación simbólica en términos del poder del mercado su condición de presidente significa además la conquista del estado y del poder del monopolio de lo público.....creo que en términos de condiciones de subjetividad acá hay un cambio relevante, pues se constituye en un otro, es una expresión de la alteridad para el mundo social, mundo que había estado por años contenido y que ahora encuentra una condición subjetiva propicia para su auto concepción como sujeto social. 
Foto: El Ciudadano. Noticias que Importan
El presidente Piñera se constituiría como un otro ideal, sobre todo si consideramos las reflexiones de las secciones anteriores de ésta columna, es decir se constituiría en un otro ideal para la consolidación de la acción política desinstitucionalizada de la ciudadanía, acá encontramos la forma de praxis.
A lo anterior hay que agregarle que si en veinte años la energía fue reprimida en parte desde los infiltrados del mundo político, debemos considerar que no había un otro social, un sujeto de alteridad, un objeto de liberación de energía y el presidente Piñera vendría a cumplir dicha función para el movimiento social, se transformó en un objeto para la liberación de la energía reprimida, su imagen de empresario millonario motivaría tanto la expresión de energía de las cohortes anteriores (liberación de energía), ya cansadas de la dinámica agotada del manejo de la política como una actividad en evidente divorcio de la ciudadanía como de las cohortes más jóvenes quienes son parte de una paradigma emergente que muy poco tiene que ver con los anteriores y que no tendría miedo en el espacio público.
Un movimiento social en tanto sujeto colectivo requiere de una otredad, Piñera se constituyó en su sujeto de alteridad.
Como planteaban Laclau y Mouffe (1985) no es posible una perspectiva y una praxis radical sin un antagonismo, tenemos acá a la vieja y querida dialéctica, ahora en una nueva re-interpretación contemporánea, si se quiere posmoderna.
Podemos entender parte de este proceso como un fenómeno social en que la construcción de identidad y alteridad no dejan espacios a la claridad de la lógica formal, decantando por una forma plenamente dialéctica, compleja y en conflicto.
Las condiciones subjetivas se presentaban distintas y a su vez engendrarían diferenciación en el proceso.

Acto Cuarto
Movilización, Democracia y Nuevos Paradigmas

Los cambios cualitativos tienen que ver no sólo con las condiciones locales (nacionales) sino que se enmarcan en alguna medida de dinámicas históricas de mayor alcance:
La mal leída condición de posmodernidad, anunciada desde Wrigth Mills (1959)1 pero difundida mundialmente por Lyotard (1979)2 y también el post estructuralismo, especialmente en sus vertientes francesas nos ayudan a interpretar un mundo distinto, un mundo en el que las instituciones independiente de sus operadores pierden consistencia, enfrentamos en diversas medidas crecientes procesos de desinstitucionalización, tensiones crecientes entre el individuo y la sociedad como entre otros ha sugerido Touraine (1994)3, además de una diversificación de los discursos y de sujetos de enunciación, en una polifonía discursiva, una heteroglosia que tensiona la homogeneidad que emana desde las instituciones y sus praxis disciplinantes.
Esta proliferación de la diversidad tiende a resaltar y relevar las particularidades ahogadas por las instituciones modernas, estacionadas en el reciclaje del principio de identidad de Aristóteles.
La rigidez y la homogeneidad de las instituciones se fracturan por la diversidad de discursos minoritarios y contrahegemónicos, lo que lleva a un paisaje cualitativamente distinto desde la perspectiva del análisis sociológico.
Es en ese marco general el que podemos comprender los efectos de los procesos sociales que estallan, o que más bien germinan y brotan en Chile a partir del año pasado (2011, debido a que el escrito es del 2012), los que si bien aún no cumplen sus demandas reivindicativas, significan un importante giro, no sólo político sino que también de renovación cultural, puesto ha iniciado procesos de cambio a partir de nuevas condiciones subjetivas. Es cierto es sólo el inicio, si aceptamos las reflexiones planteadas anteriormente como teóricamente válidas.
Desde una perspectiva funcionalista podemos establecer una analogía entre los objetivos, sus pretensiones y las consecuencias en tanto movimiento social y el tratamiento que se ha realizado de las funciones en el estructural funcionalismo estadounidense, al respecto podemos plantear que si bien los objetivos, representados en gran parte de las demandas reivindicativas que constituyen el programa del movimiento social no se han cumplido y no han sido satisfechas, es decir su función manifiesta, declarativa aún no ha sido materializada, sigue pendiente, por otra parte podemos identificar los cambios cualitativos que comienzan a brotar con las funciones latentes, estas consecuencias no necesariamente buscadas pero que si se producen, reflexión que se deriva de las ideas ya clásicas de Merton (1949)4.
Por otra parte creemos que las reflexiones que hicieran muy tempranamente Ernesto Laclau y Chantal Mouffe en 19855 sobre su tesis de la democracia radical, justificando esta como un objetivo factible, no sólo son pertinentes sino que además son coherentes en varias dimensiones (aunque destacamos que no es recomendable des-especifizar dichos fenómenos)con los procesos políticos posmodernos en general que hemos observado (indignados en España, la primavera árabe y otras movilizaciones similares en el concierto internacional) y el chileno contemporáneo en particular que ya hemos al menos mencionado.
Al respecto la deconstrucción de las categorías clásicas de sujetos históricos y políticos, como por ejemplo la “clase” y sus derivaciones marxistas como la clase obrera revolucionaria, no solo ha sido deconstruida desde lo lingüístico sino que desde la praxis puesto que ha ido dejando paso no sólo a la necesaria emergencia de nuevos discursos y sus sujetos, los que antes fueran absolutamente invisivilizados por las ortodoxias modernistas liberales y socialistas (mujeres, indígenas, jóvenes, ambientalistas localistas etc), sino que también rescatamos su tesis del encuentro y alianza de los sujetos diversos incorporados a un juego dialéctico de oposición a las formas comunes de subordinación social.
En palabras más simples la radicalización de la democracia supone una alianza de las diversidades existentes en la sociedad civil, en contra de las formas de subordinación que les son comunes a los diversos sujetos de los discursos emergentes. Se requiere tanto de anular la identidad ficcional de las categorías clásicas, las que invisibilizaban y anulaban la pluralidad de la sociedad como también del a veces complejo trabajo de búsqueda de objetivos comunes en la diversidad. 
Puede ser pertinente revisar en este punto el manoseado concepto del consenso social, puesto desde la retórica tradicional esta noción aparecía así como una oveja... pero en realidad podría ser un lobo, un lobo disfrazado, la deconstrucción permitía entender al consenso como un significante que puede ser sacado de su centro de significado en un discurso y con ello develar lo no dicho, sus omisiones, muy pertinente me parece recordar que toda “forma de escritura es simultáneamente una borradura” como decía Derrida , es una exclusión consolidada, en un discurso que busca una estabilidad permanente, la que considerada como una categoría hegemónica impuesta desde un discurso homogenizador implicaría el fin de la política y de la ética (Derrida 1998) .No obstante cabe destacar que desde esta perspectiva cualquier forma consensual supone una clausura de lo político, la democracia y lo político en un contexto democrático suponen la imposibilidad de cierre, con lo que se posibilita la competencia y el conflicto, y con ello lo político como planteara Laclau (1998)6.
Otra condición claramente posmoderna o posmarxista destacada por los autores es la renuncia a las concepciones lineales de la historia lo que no supone una negación del conflicto sino su instalación en una marco orientado más en la noción del devenir de lo incierto que en el futuro predecible (recogiendo las ideas de Derrida sobre el tiempo).
A lo anterior debemos agregar la elaboración de formas propias y emergentes de la espontaneidad no institucional como mecanismos de acción y sociabilidad política, la nueva política radical emerge desde los márgenes de la política formal, las movilizaciones chilenas del 2011 comparten gran parte de dichas cualidades, tanto el Punta Arenazo del verano del 2011, como el salvemos Punta de Choros, como el no a Castilla, la extensa movilización nacional por la educación y por cierto la reciente y exitosa movilización de los vecinos de Freirina y por cierto la larga serie de movilizaciones en contra de la termoeléctrica Castilla en Totoral, han sido movimientos que han emergido combinando ciertamente un importante componente de fuerzas que venían desde los márgenes antes proscritos de la política, los que en su mayoría no han sido fundados en la estructuración institucional y en todas ellas vemos una confluencia de sujetos y discursos diversos y plurales que en la unión se oponen, antagonizan a una forma común de subordinación que los ha aquejado. 
No obstante para ser justos es necesario destacar que estos también se han combinado con bases políticas, sindicales más convencionales.

Final!!
Conversaba hace unos días con una colega la que me decía que los movimientos sociales no servían, que lo que era necesario era el diagnóstico técnico, ante lo que le dije que si observábamos muchos de los cambios positivos en las políticas públicas y las legislaciones que han beneficiado a la población, no puede desconocerse que muchos de ellos han sido motivadas por la movilización social, por la calle y no por la voz de los técnicos. En ese sentido, mi interlocutora puede entenderse como parte de un discurso en el que lo político excluye la movilización y por lo mismo da cuenta de imaginarios sociales reales.
Me parece que las movilizaciones han logrado avanzar en proceso de legitimación de una forma de acción antes solo ritualizada, y que ahora es dotada de un nuevo contenido mítico, de un reencuentro del rito y el mito.
En ese sentido, mi interlocutora puede entenderse como parte de un discurso en el que lo político excluye la movilización y por lo mismo da cuenta de imaginarios sociales reales.
El conflictivo caso del proceso de cierre de la planta de agrosuper en Freirina es el mejor ejemplo de ello, un nuevo paradigma se podría estar gestando, un paradigma en el que la ciudadanía amplia y también diversa, levanta su voz y altera las agendas de gobierno, transforma realidades o cuando menos aspira decididamente a hacerlo, denotando una intencionalidad política de mayor claridad. Aunque por otra parte siendo científicos creemos que las condiciones de Freirina son sui generis y no pueden ser extrapoladas a otros contextos mecánicamente, no obstante dan cuenta de fenómenos que expresan lo argumentado en secciones anteriores.
En algún momento estos procesos de radicalización pueden encontrar barreras en algunos contextos en función de dinámicas culturales, las que sin embargo pueden y deben ser primero estudiadas y comprendidas y luego superadas o mitigadas con inteligencia, como en el caso de nuestra ciudad Copiapó en la que la situación ambiental sobre todo hídrica hace necesario el involucramiento activo y crítico de la sociedad civil. Contemplando las dificultades que el caso copiapino ha presentado histórica y coyunturalmente a tales desafíos.
Es necesaria una recuperación de la voluntad reivindicativa, también de la participación y el encuentro social de la ciudadanía, pero esto requiere de ensayos de fórmulas de praxis novedosas y arriesgadas y de actores y grupos resistentes a las dificultades que presenta toda vía exploratoria. Sobre todo de pensamiento estratégico, para trascender los limites históricos de la minoría ciudadana organizada, es necesario saber llegar al ciudadano sin organización, situación que en alguna medida el año pasado se logró, lo que hace imperativo no retroceder en dicha dirección y pensar y repensar las formas de comunicación con la ciudadanía atomizada.
No obstante lo mucho que queda por transitar en este proceso recién iniciado creemos que las movilizaciones del año 2011 y por cierto las actuales suponen un giro subjetivo, cualitativo que implican una oportunidad de una nueva política. Somos lo mismo pero ya somos diferentes, por lo que para cerrar repito lo que use para abrir y vuelvo a la frase con la que inicié la columna, Chile no es otro pero ya no es el mismo.
Para cerrar, y habiendo explicitado mi posición frente a los nuevos fenómenos políticos es claro que quien suscribe sospecha de las estructuras y del papel de las instituciones, no obstante considero necesario no facilitar una lectura maniquea del fenómeno político actual en Chile, lo último que pretenderíamos es forzar una senda de tercero excluido, donde se establezca una dicotomía entre lo nuevo y desinstitucionalizado y lo viejo, lo institucionalizado, nada más lejos de nuestra posición.
Al respecto no pretendemos homogenizar el discurso ni tampoco la demonización automática de las instituciones modernas de las que desconfiamos, ni mucho menos descartarlas puesto comprendemos el carácter híbrido de los social, en el que la coexistencia de formas de distinta data y naturaleza es parte de la dinámica social. Apostamos no obstante, por una emergencia de nuevas formas de vivir lo político, nuevas formas de politización, las que discuten el monopolio de la política profesional, en un desplazamiento de lo político. Este desplazamiento creemos es una oportunidad, una re oxigenación social del ejercicio de las aspiraciones públicas, la posibilidad de quiebre en el monopolio de lo político, en ningún caso una garantía.
Al respecto nos parece necesario introducir una última reflexión, ésta apropósito de la tentación progresista a la auto mitificación de cualquier manifestación de fuerza social, esto debido a que dicha tentación puede llevar ciegamente a una bifurcación entre dos caminos, los dos inadecuados a nuestro criterio, como lo son el autocomplaciente, en el que el 2011 pueda interpretarse como el despertar de una continuidad histórica de lucha social que conecté en una continuidad artificial un repertorio de hechos históricos que obedecieron a condiciones históricas y configuraciones subjetivas distintas, lo que debe ser descartado en función de los exámenes diacrónicos, los que suponiendo distintos puntos en el tiempo ni necesariamente suponen continuidades. Por lo demás la continuidad es un sesgo auto impuesto por los imaginarios disciplinarios de la historiografía moderna, no una realidad en si.
Por otra parte, su contraparte negativa, autoflagelante y pesimista que dice que nada ha cambiado después del 2011, que todo sigue igual.
En relación a dicha posición puede entenderse en el examen de las llamadas funciones manifiestas de la movilización en relación a lo político en Chile, en relación a dicho examen, es cierto los cambios no son los manifestados en los discursos no obstante esta posición no considera las funciones y aspectos latentes, y es en estas dimensiones en donde encontramos lo que hemos llamado las nuevas condiciones subjetivas y los potenciales cambios cualitativos en los social y la re-configuración posible de lo político. El pesimismo ciego de lo latente como el exitismo son ciegos ante dichos transformaciones subterráneas de la subjetividad.
Creemos que los fenómenos referidos en este texto suponen una trizadura en el cristal, y como tal una posibilidad abierta pero no garantizada, sin embargo es un fenómeno relevante y que marca un giro interesante y que abre las posibilidades ara una re escritura de lo político.
Dichas re escrituras y desplazamientos son a nuestro juicio inscripciones históricas en el tejido de la coyuntura y el devenir, solo comprensibles dentro de un cambio subjetivo como el analizado en las páginas anteriores.


1 Wrigth Mills, Charles. “La Imaginación Sociológica” 1959
2 Lyotard, Francois. “La Condición Posmoderna” 1979
3 Touraine, Alan. “Crítica de la Modernidad”. 1994
4Merton, Robert. “Estructura y Función Social”
5 Laclau, Ernesto y Mouffe, Chantal. “Hegemonía y Estrategia Socialista: Hacia una Radicalización de la Democracia” 1985
6 Mouffe, Chantal (compilación). “Deconstrucción y Pragmatismo” 1998.