domingo, 9 de mayo de 2010

Hacia una Sociología del Diablo. La Adversarización y el Vencido Histórico

Artículo antiguo pero nunca publicado, de una época claramente muy anticlerical.
I
¿Quién es Satanás? a través de la historia occidental, judeocristiana y grecorromana Satanás aparece como quien concentra todos los males, el antagonista del dios perfecto, de la bondad absoluta, de la verdad absoluta. Es el causante de todos los males desde su escisión celestial y de haber seducido a Eva en el edén.
Satanás no es más que una construcción histórica de la tradición judía, en la que un personaje viene a absorber todas las características que el omnipotente Jehová no puede tener debido a su absoluta perfección, es por esto que la tradición judeocristiana, particularmente cristiano/católica necesitó de un chivo expiatorio en el que depositar la maldad, la mentira, la traición, la envidia, la ambición y el pecado en todas sus formas. Ha sido la iglesia la creadora del diablo, es la iglesia la que lo dota de personalidad, de presencia y de esta forma utiliza al adversario para tener a todas las ovejas en el rebaño mediante el miedo al castigo eterno que tendrán las ovejas descarriadas.
Satán y su folklore histórico han sido un instrumento de control social de las tradiciones de origen judeocristiano y a través de estas y su influencia en la cosmología de nuestro mundo occidental se ha extendido como mecanismo de control social histórico a nivel político.
Satán no tiene su origen en los cuentos escolásticos sino en la polaridad moral del judeocristianismo, tradición de pensamiento teológico que se construye desde los principios polares del bien y del mal, derivando de esta aguda aplicación de la polaridad moral una visión etnocéntrica en la que el pueblo judío se autodenomina como pueblo elegido del dios único, su dios, en esta lógica cualquier deidad de otro pueblo incluso semita podía ocupar el lugar difuso que su estructura teológica reservaba especialmente para concentrar el mal. La tradición nos relata que dios crea al hombre a su imagen y semejanza como un reflejo carnal de la divinidad, hay en este punto del mito un elemento que nos llama a reflexionar, ¿si “dios “ crea al hombre a su imagen y semejanza? ¿por que la tradición judía intenta despojar a dios de las características humanas?, ¿es el libre albedrío razón suficiente? No me convence, aún cuando en la lectura del antiguo testamento encontramos a un dios cruel, tirano, perverso pero escondido en fundamentos morales que hoy en día serían completamente cuestionables, pero dios no fue malo sino que moral, defendía su moral. Por más que se intento alejar a dios de las características humanas, el judeo cristianismo construye un dios hipócrita como hipócritas fueron ellos, su doctrina y pensamiento emanan de la hipocresía humana y por su influjo histórico hicieron hipócrita a la historia y en nuestra sociedad actual la hipocresía continúa.
Lo que hace la tradición judeocristiana es desconocer al ser humano, ha sido no ver lo que somos, a partir de esto surge Satán como construcción histórica y la “religión” lo adopta como una de sus principales herramientas de control social y es más es la religión en sus vertientes judeocristianas las que han sido funcionales en tanto herramientas al control social a través del desarrollo de occidente en el que la religión ha sido más efectiva que las armas para anexar territorios y culturas y dentro de mismas sociedades y culturas perseguir, segregar y estigmatizar a las disidencias y minorías.
La religión “oficial” de occidente a perdido el norte de toda religión el re-ligar, el volver a ligar al hombre con “algo” que culturas ancestrales identificaron de diversa manera pero en definitiva como la idea de totalidad de dios. El judeocristianismo se olvida de volver a ligar al hombre con la totalidad, es una religión permeada por el poder, sus ritos son adaptaciones satíricas de los ritos paganos al igual que la fecha de navidad, de estas adaptaciones vacías de contenido, de volver a ligar sólo se conserva la forma parodiada en un ritualismo burocrático sin sentido.

II
Adversarización
Satán “el adversario” en hebreo, es un término que nos dice mucho de sus creadores, los artífices del pensamiento teológico judeocristiano, nos muestra y nos lleva a reflexionar sobre un fenómeno, la adversarización o satanización, en nuestra perspectiva, la lógica judeocristiana de linealidad temporal, de polaridad moral de adversarización mediante la que el judeocristianismo se proyecta como estructura mental, que subyace en nuestra cultura es nuestro primer foco de interés analítico y reflexivo.
Los nombres del “diablo” nos dan pistas de lo que queremos plantear, Belcebú deidad de los fenicios, lucifer personaje mítico romano, belial deidad semítica no judía, chemosh dios moabita son sólo algunos ejemplos de como primeramente la tradición judía adopta las deidades de otras tradiciones religiosas para representar en estas la maldad absoluta y todas sus derivaciones posibles, entonces aparece Satán, la tentación que podría apartar del camino de la luz a cualquiera, que “lleva al ser humano” al pecado que nos condenará al infierno, al castigo eterno. Es el miedo uno de los principales elementos sobre los que el judeocristianismo construye su influencia sobre los ingenuos mortales el “miedo de dios” el nunca bien ponderado verbo “temer a dios” y es precisamente nuestro personaje Satán el que por encargo del judeocristianismo el encargado de salir a asustar y de esta forma “mantener la fe”, desde esta perspectiva tanto el miedo, el mal y por supuesto Satán son elementos de reafirmación de la identidad cultural judeocristiana en este sentido necesita del adversario para asegurar su perpetuación.
Otro elemento importante es la culpa, sentimiento autodestructivo introducido mediante la moral y el pecado, es la culpa la que mantiene al sujeto en conflicto con su conciencia, con su naturaleza y de esta forma, inmovilizado es arrastrado por el rebaño del señor negando tanto su naturaleza como su individualidad.
Mediante la polaridad moral adversarizando al extra grupo, el miedo y la culpa el judaísmo mantuvo y perpetuo su identidad cultural y religiosa, ahora este mismo fenómeno se a extrapolado más allá de la religión constituyendo uno de los pilares en la estructura de pensamiento de la sociedad actual en el occidente de origen judeocristiano y grecolatino.
Si bien es cierto en otras tradiciones de pensamiento también subyace el principio del bien y el mal, en el judeocristianismo se traduce en una perspectiva dicotómica excluyente que lleva al pensamiento fundamentalista que se aferra a la verdad absoluta y única por su puesto que esa verdad es la suya propia lo que implica que cualquier otra verdad, la verdad de otros es falsa es adversaria, esta forma de entender la realidad a sido irremediablemente absorbida por nuestra cultura y su absolutismo lo podemos apreciar día a día en nuestras vidas cotidianas y en los sucesos de la actualidad del mundo.
De la misma forma en que en la sociedad orwelliana de 1984 “el partido único” creaba a un personaje, el gran hermano, gran tótem de la sociedad, también creaba al antagonista Goldstein representante simbólico de la traición al partido, personaje inexistente creado para mantener la cohesión en torno al partido y para captar a los posibles rebeldes que fueran seducidos por “las ideas libertarias de Goldstein” que por su puesto eran todas creadas por el partido. Por cierto que la ficción orwelliana es una caricatura, pero si es una exageración, lo es precisamente de la lógica judeocristiana de miedo e hipocresía, es una crítica al totalitarismo político, pero el totalitarismo trasciende la los regímenes totalitarios, esta presente en nuestra cultura en los contenidos de socialización primaria.
Hay en la adversarización una funcionalidad latente en sentido mertoniano para quienes crean al antagonista en términos de cohesión social en torno a sus propios valores y a su propio orden, su status quo, en este sentido el adversario en la lógica judeocristiana no es un detalle dentro de la estructura de pensamiento sino que es un elemento con permanente presencia subyacente y que reafirma su propia dirección, la función latente fue una de las más importantes contribuciones de Robert Merton al análisis funcional ya que “impide la substitución del análisis sociológico por juicios morales ingenuos. Puesto que las valoraciones morales en una sociedad tienden hacerse en gran parte por las consecuencias manifiestas de una práctica o de un código, debemos prepararnos para ver que el análisis por funciones latentes en ocasiones va contra las valoraciones morales predominantes” (Merton, 1949). El diablo no sólo ha mantenido ocupada a la iglesia sino que ha mantenido a los mortales temerosos e inseguros de si mismos, temerosos de su propio pecado, de su propia esencia, volubles y manejables para que la iglesia haga lo que quiera con ellos, el “mal” ha sido funcional a la ideología judeocristiana..
La visión etnocéntrica dicotómica y polar del pueblo judía los llevo a identificar a Belcebú, deidad fenicia como el antagonista, el adversario, sólo por ser la deidad de otro pueblo “no elegido”, no poseedor de la verdad única, de esta forma el pueblo judío reafirmaba su identidad cultural y mantenía a su rebaño encaminado por el buen camino y es esta forma de ver al otro la que ha sido expandida en nuestra cultura y nuestra historia totalitaria de verdades absolutas, la que nos ha dado identidad moral.
La perspectiva judeocristiana y su estructura mental han sido herramientas perfectas para mantener y perpetuar el poder, anulando al sujeto, negando al sujeto, de esta forma cuando Constantino I el grande adopta al cristianismo como religión oficial del imperio, el cristianismo se transforma en una herramienta de expansión imperial por medio de la religión y su poder de corrosión cultural. No sólo la estructura de pensamiento judeocristiana sino que también el mensaje cristiano era potencialmente útil para el imperio. Hasta ese entonces (Constantino) el imperio había mantenido una política pragmática y relativista en lo que se refiere a la cultura y la religión de los pueblos subyugados al imperio, permitiendo la libertad de culto en tanto pagaran el correspondiente, luego de la adopción del cristianismo como religión oficia el mensaje cristiano se expandió con la venia del imperio ya que el mensaje cristiano católico ha sido talvez más que cualquier otra doctrina religiosa una construcción artificial, tomando elementos de diversas doctrinas previas de otras culturas pero enfatizando la pasividad del sujeto instándolo a practicar la abstinencia en la vida terrena, aceptando la triste realidad, la dominación imperial arbitraria, el poner la otra mejilla entre otros preceptos de suma funcionalidad imperial es de esta manera que el consuelo espiritual y el contenido comienza a desaparecer para dejar sólo la forma iniciando una crisis de sentido teológico que en un largo devenir terminaría en el cisma religioso y la reforma luterana. Pero nuestro foco de interés se encuentra en las funciones de la religión como institución y como uno de los principales mecanismos de configuración de la estructura de pensamiento para el mundo occidental, en este sentido el discurso cristiano está orientado al desposeído al marginado pero el discurso esta relacionado a las disposiciones subjetivas institucionales y no se condice con las consecuencias objetivas “no esperadas”, las funciones manifiestas, que en este caso se orientan al ajuste del status quo, la dominación imperial romana.
La caída del imperio romano occidental no fue acompañada de una caída en la estructura de pensamiento judeocristiana ya que esta fue parte importante del influyente legado del imperio de modo que en las ruinas del antiguo imperio en Europa, la semilla del pensamiento judeocristiano germino en los nuevos reinos y en la niebla medieval.
Ha sido la religión en tanto institución una herramienta política más que espiritual, su doctrina ha sido funcional al mantenimiento del status quo de turno a través de la historia su papel ha sido la resistencia al relativismo en todas sus formas. Retomando a Merton y su invitación a realizar un análisis carente de ingenuidad podemos reconocer en la religión y su doctrina una función latente de control social mediante de la configuración de subjetividad, encapsulada en la estructura de pensamiento judeocristiana, es más dentro de la religión como institución también “las disfunciones teológicas” operan con funcionalidad al mantenimiento y perpetuación de la misma, la iglesia judía y cristiana ha necesitado a Satanás para mantener a las ovejas asustadas y dóciles en el rebaño, el diablo a cumplido una función necesaria para la iglesia. Volviendo ahora a la perspectiva mertoniana, el discurso o la disposición subjetiva de la institución en cuestión (la iglesia judeocristiana y occidente en general) nos indica que debemos ver más allá de los discursos para ver la otra cara de la verdad (por su puesto que la suya) y como escribió con ironía Anton Szandor Lavey máximo sacerdote y filósofo satánico en su biblia satánica “¡Satán ha sido el mejor amigo que la iglesia haya tenido, ya que la ha mantenido ocupada todos estos años!”.




III
El Vencido Histórico
“La historia de Satanás no es un relato de horror, sino de amargura. Como en tantos otros mitos negativos en el fondo de lo espantable se esconde la tragedia, la frustración y al menos en algún sentido, la ternura” la cita corresponde al psiquiatra Jiménez del Oso y la he rescatado puesto que en ella identifico sentimientos que son un compendio de del subjetivismo del derrotado, de quien se enfrenta al poder, al status quo, de quien ve la historia escribirse por los vencedores, del soñador y el luchador eterno relegado al papel de villano, así rescatamos el romanticismo detrás del mito.
Así lo cuando miramos atrás en la filosofía griega y vemos a los filósofos presocráticos relegados a la segunda división de la filosofía ya que han sido eclipsados por Sócrates, Platón y Aristóteles en la historia de los vencedores en la que precisamente estos tres pensadores reaparecen en las posteriores reactualizaciones de judeocristianismo con lla reafirmación de la moralidad en el pensamiento socrático y el platonismo y aristotelismo retomado por los santos Agustines, Tomases y demases.
Definiremos entonces al vencido histórico como un sujeto histórico cargado de culpa, de maldad, de antagonismo puro ante el orden imperante. La definición del vencido histórico es contextual y está íntimamente ligado al proceso de adversarización judeocristiano con la diferencia de que en la definición del vencido histórico hablamos de un sujeto no mítico, un sujeto cuasihistórico. Este sujeto este vencido antagónico posee carácter funcional latente positivo para con el status quo, es un sujeto satanizado con la finalidad de generar cohesión en torno a los valores dominantes.
Un caso paradigmático es la figura de Judas de ish-kraiot (iscariote) biblico o de ¿Galilea? no biblico El traidor histórico, la codicia y la ambición, el culpable universal en nuestra cultura y en nuestra perspectiva su mito como parte de una construcción cultural artificial responde a lo que denominamos la definición de vencido histórico adversaizado. ¿No dicen acaso los designios divinos que todo, en especial judas y su participación en los eventos del evangelio forman parte del plan maestro?, ¿no había acaso dios hebreo enviado a su hijo al sacrificio mortal? La respuesta es un rotundo si, entonces ¿por que judas es el gran culpable para el cristianismo en particular? Ante esta duda nuestra impresión es que Judas no es más que un personaje adversarizado en una maraña de contradicciones evangélicas y este fenómeno sería explicable por el mismo personaje. Aunque sabemos que al llevar personajes y hechos bíblicos al análisis empírico es infructuoso debemos centrarnos en lo poco que sabemos de Judas más allá del sesgo de los evangelios es entonces cuando nos encontramos con el Judas de Galilea líder de la facción judía política-religiosa Zelote, secta rebelde que surge aproximadamente el año –37 y que en el año +6 al mando de judas organizan un levantamiento rebelde emancipatorio contra el imperio romano al que Judea había quedado subyugada, este hacho histórico “de verdad” es en nuestra desconfiada y conspirativa perspectiva el determinante del mito bíblico de la traición de Judas puesto que este era parte del conocimiento popular como caudillo rebelde y dolor de cabeza imperial por lo que al ser construida la historia y editados los textos bíblicos creemos que el ejemplo de rebeldía se le asigna un contenido deplorable el haber traicionado a Jemús (Jesús según Homero Simpson) el rebelde, el revolucionario se convierte mediante el folklore religioso del cristianismo en un personaje simbólico muy funcional a la dominación romana puesto que se cambia el contenido de emancipación judía soberana por la de la traición a nada menos que el retoño del Dios único.. En definitiva Judas es una figura cuasihistórica satanizada y su existencia en apariencia disfuncional es en realidad muy funcional a la dominación, justamente contra lo que (el Judas histórico) luchaba.
El vencido histórico es el héroe disminuido y tergiversado en las sombras de una historia escrita por los vencedores, una historia escrita desde el poder que lleva a repetir las fórmulas y los errores en el devenir del tiempo futuro. El vencido histórico es fruto del estigma político pero en lo esencial es disconformidad, rebeldía y lucha desde “la otra trinchera de la verdad” única, desde la relatividad.

IV
Satanismo
Desde nuestra mirada Satán es un personaje nebuloso en el judeocristianismo, es un lugar necesario, es la misma tradición la que lo crea y lo incorpora como parte de un todo que ellos mismos no han querido reconocer, es un protagonista artificial, un resumen de su propia maldad que la tradición creo para justificar su sistema lógico fundado en lo moral . Satán surge tácitamente con la creación de dios mismo y dios nace cuando el hombre crea a un dios perfecto que supone un reflejo semejante del ser humano, pero en su antropología teológica se preocupo especialmente de desconocer al ser humano en la creación de dios, esto es la negación del hombre, Jehová nace en el polo positivo, en la perfección, en el amor, en la misericordia y en la moralidad. En la ausencia total de pecado y el pecado es parte de la naturaleza misma del ser humano. En esta imagen de hombre se respira la linealidad temporal y la polaridad moral judeocristiana a diferencia de otras culturas y tradiciones místicas en la que los dioses eran en mayor medida reflejo de los hombres y mujeres que les dieron presencia y vida en la subjetividad cultural, de esta manera en Baco, Dionisio, Soma, Shiva, kali, Belial y una lista interminable vemos el lado borroso del ser humano judeocristiano, completamos la visión de hombre. En la tradición hindú la unidad se compone del antes y el después, del principio y el fin, Brahma, todo es a la vez Brama el creador, Vishnú el mantenedor y Shiva el destructor, son la trimurti son el ciclo en todo lo que hay y lo que habrá, el bien y el mal no están en trincheras de dualismo extremo sino que son parte de lo mismo, son conceptos relativos.
Es en el folklore satánico, en esa torpe “inversión” del cristianismo creada por el cristianismo en donde mejor se refleja la sublimación psicoanalítica del amor por Satán, es en la desmedida dosis de perversión y sexo del folklore satánico en el que el cristiano cristaliza sus deseos reprimidos, su naturaleza ahogada, en las acusaciones a las brujas, en los excesos, en el placer libre que son los elementos del folklore que estaba orientado a asustar al feligrés pero que seducía secretamente tanto a estos como a sus mismos autores cristianos porque en el, el humano puede verse en sus propios e íntimos deseos.

2 comentarios:

  1. Los cristianos no judíos tenemos doble moral porque seguimos dos doctrinas distintas y contrarias. Congruencia es seguir a Cristo por ser cristianos, e incongruencia es seguir el Antiguo Testamento sin ser judíos; lo cual es una apostasía que fue condenada por Cristo, señalando como reos de pena eterna a los seguidores de la doctrina (supremaciíta) y ejemplo (rapaz, criminal y genocida serial) de Israel en la diatriba contra el puritanismo hipócrita de los sacerdotes y escribas de la Sinagoga
    http://www.scribd.com/doc/33094675/BREVE-JUICIO-SUMARIO-AL-JUDEO-CRISTIANISMO-EN-DEFENSA-DEL-ESTADO-LA-IGLESIA-Y-LA-SOCIEDAD

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  2. Gracias Rodolfo por tu comentario, me paprece cierta la tensión que decribes y muy interesante la perspectiva en que lo expones.
    Por mi parte mi artículo representa de alguna forma mi crítica a la hegemonía cultural en la que tuve que sobrevivir subjetivamente, ese elemento puede servir de comprensión al enfoque algo radicalizado del post, pero en el fondo sólo quiero expresar ideas, de eso se trata este espacio.
    saludos cordiales y gracias por comentar.

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