La
verdad es que las cosas cambian y en Copiapó una ciudad minera del
norte de Chile, las cosas siempre tienden a tener transformaciones
constantes, nuestras dinámicas han sido poco gentiles a la
tradición, al contrario podemos decir con suspicacia que nuestras
dinámicas han sido muy espontáneamente proclives al
cambio, o cuando menos a ciertos tipos de cambio.

Más que con un lugar, creo tienen que ver con una generación, las reflexiones que siguen pueden ser entendidas entonces además como una aproximación al folclore de una generación, la de los 90`s en una ciudad algo perdida, entre cerros enclavada en el norte de un país del sur del mundo... pero podrían ser por cierto un reflejo de lo que también vivieron algunos de ustedes, visitantes de este espacio de lo innecesariamente complejo y cotidiano en otras ciudades, en otros países y rincones de nuestra muy querida región latinoamericana.
Me
gustaría dejar constancia de que no pretendo plantear algo del tipo: “todo pasado fue mejor” ni nada de eso, sino reflexionar sobre algunas nuestras prácticas, nuestros objetos culturales, sobre los
significados y las relaciones sociales movilizadas a través del uso de nuestros artefactos.
Vamos entonces, un poco atrás en el tiempo, a los 90´s en Copiapó una ciudad algo
olvidada en el concierto nacional, de esas de las que se saltaban en el
pronóstico del tiempo (el clima) en televisión, de aquellas de las que muchos no
recordaban su nombre o bien confundían con otras ciudades.
Es
en esa ciudad en la que viví mi tránsito niñez-juventud el marco espacial y generacional que me gustaría fijar.
Los
medios masivos, las radios y la televisión principalmente emitían
música de adultos o bien música romántica, para los jóvenes sólo algo del
invento comercial del momento, salvo un par de honrosas excepciones de radios o programas que abriesen el
espacio para la “inmensa minoría”1, no habían muchos refugios culturales para muchos chic@s en tránsito de la niñez y la
adolescencia. En ese escenario es desde el que escribo.
Muy
interesante resulta preguntarnos ahora sobre estas experiencias con la perspectiva del tiempo, despojados por cierto de la ilusión de tener ahora una perspectiva privilegiada
para recordar, queremos partir del supuesto de que estas reflexiones no se fundan en recuerdos objetivos
sino en reconstrucciones emocionales y tal vez sobre-teorizadas de la experiencia vivida y socialmente construida.
Entrando en materia, reflexionamos sobre las interrelaciones sociales, el lazo
social de aquella sociología de raíz durkhemiana, sobre las formas de los vínculos sociales entre algunos jóvenes/adolecentes de los años 90´s
En esa época el cassette era un elemento central en cierta comunidad de intereses, en un escenario muy distinto al actual, con muchos obstáculos en términos de conectividad, tecnología y el acceso al consumo cultural, donde costaba mucho más que ahora conseguir que escuchar, en un escenario en el que incluso a veces parecía imposible conseguir algo nuevo o distinto de lo que circulaba.
La clave está en aproximaciones accidentadas a lo que podríamos llamar con algunos reparos como la “comunidad”, y es en esa dimensión donde un artefacto tecnológico como el casette jugó un papel clave en más de un aspecto, y que muchas veces ha sido velado en los análisis.
En esa época el cassette era un elemento central en cierta comunidad de intereses, en un escenario muy distinto al actual, con muchos obstáculos en términos de conectividad, tecnología y el acceso al consumo cultural, donde costaba mucho más que ahora conseguir que escuchar, en un escenario en el que incluso a veces parecía imposible conseguir algo nuevo o distinto de lo que circulaba.
La clave está en aproximaciones accidentadas a lo que podríamos llamar con algunos reparos como la “comunidad”, y es en esa dimensión donde un artefacto tecnológico como el casette jugó un papel clave en más de un aspecto, y que muchas veces ha sido velado en los análisis.
Antes
de entrar a reflexionar sobre la experiencia generacional local
podemos detenernos antes en algunas cualidades del casette y las
formas en que nos relacionamos con dicho objeto.
Lo
primero que podríamos resaltar como importante y en lo que siguiendo a Merton (1949) podemos identificar como su función manifiesta o siguiendo a Marx, su valor de uso, en relación a lo anterior dicha utilidad o funcionalidad apuntaba a que servía para escuchar música, fue un
vehículo para la música, es así como podemos explorar en una diversidad de formas
de relacionarnos a el y por intermedio de éste a la música.. claro está, ya habían habido y de hecho aún hay artefactos que son vehículos
fetiches de la música pero en el caso puntual del casette nuestro interés está más en sus funciones latentes, vemos en aquella dimensión que este artefacto tenía tenía sus particularidades, y es a través de éstas
particularidades que podemos ver acompañadas e incluso reflejadas en una
serie de prácticas rituales a nivel colectivo.
Cuales
eran éstas particularidades latentes del cassette?.... primero que al igual
que el disco de vinilo nos llevaba a una relación especial con el tiempo, una relación más “vivida”, digerida subjetivamente puesto teníamos que
“dejar correr la cinta” en un tiempo real para escucharlo. Lo anterior es bastante importante para lo que queremos llegar a reflexionar
luego sin embargo me gustaría marcar el giro, la diferencia en éste
punto entre el vinilo (que por cierto es un formato que me gusta mucho) y el
cassette.
En este punto en realidad hablamos de varias diferencias a la vez… las que dicen relación con el hecho de que los cassettes eran reproducibles, es decir podía ser multicopiado en su mismo formato a diferencia del vinilo que quedaba solo en su versión original… ésta posibilidad de copiado más accesible iba a tener importantes consecuencias a nivel de relaciones sociales puesto da la posibilidad de generar una red de circulación a partir de un único registro original. Lo reproducible también se relacionaba a la posibilidad de grabar el material de alguien más y también de dejar un registro de alguna canción de la radio o de hacer un compilado ad-hoc para cualquier situación, lo que marcaba además la posibilidad activa en quienes tenían cassettes, una forma de creatividad en los collages de títulos y sonidos.
En este punto en realidad hablamos de varias diferencias a la vez… las que dicen relación con el hecho de que los cassettes eran reproducibles, es decir podía ser multicopiado en su mismo formato a diferencia del vinilo que quedaba solo en su versión original… ésta posibilidad de copiado más accesible iba a tener importantes consecuencias a nivel de relaciones sociales puesto da la posibilidad de generar una red de circulación a partir de un único registro original. Lo reproducible también se relacionaba a la posibilidad de grabar el material de alguien más y también de dejar un registro de alguna canción de la radio o de hacer un compilado ad-hoc para cualquier situación, lo que marcaba además la posibilidad activa en quienes tenían cassettes, una forma de creatividad en los collages de títulos y sonidos.

Ahí
ya van dos características bien generales pero que creo que para el
caso sirven para pensar toda una forma de vincularse solidariamente
en los 90´s.
En
aquella época pocos eran los espacios para quienes no nos gustaba lo
que los medios ofrecían, y creo que no éramos pocos quienes nos
encontrábamos insatisfechos no sólo con la oferta cultural de los
medio sino que son la institucionalidad en general y el discurso del
curso de la vida, el que nos auguraba una vida normal de
endeudamiento y rutina.. mientras transitábamos el disciplinamiento
de las escuelas y liceos.
En
mi caso en particular una de mis aficiones era coleccionar cassettes,
tenía unos cuantos pero más allá de tener tal o que cantidad, me
acuerdo de que estaba muy pendiente de la posibilidad de conocer
mediante el cassette nueva música, fue de esa forma de la que pude
integrarme a grupos de amigos y conocidos en los que uno de los
elementos de aceptación y cohesión era el gusto por la
música y sobre todo por la “otra música” haciendo una anti
referencia a la hegemonía pop bailable y pro-sistema de la época.
Fue
en éstos círculos de intercambio en los que una sociabilidad
distinta se iba construyendo, de hecho para algunos de mi generación
el cassette derivo la principal forma de socializar durante la etapa
escolar y post escolar.. una comunidad, un grupo casi una forma de cofradía
laica.. había cierta forma de vinculación durante los procesos de
circulación de las novedades.
Estas
novedades que por cierto tenían que ver necesariamente con los nuevos títulos, ya
sean de discos o canciones, los que iban entrando al
circuito de la comunidad del cassette en aquella ciudad pérdida entre las
paredes de un valle aún verde, aún húmedo que se hundía en
agresivos pliegues de los cerros que nos cierran al desierto como lo era Copiapó.
De esa forma, considerando que las limitadas posibilidades formales de conseguir nueva música dentro de la ciudad, podemos referir casi como una parodia a los “viajes y descubrimientos”, los que renovarían constantemente la energía y la sopresa en la circulación al interior de la comunidad, de manera que cuando algún “viajero” tenía la aventurera oportunidad de atravesar el desierto hasta a otras ciudades, sobre todo a las grandes como Santiago, Valparaíso pero también a las del norte como La serena, Antofagasta o Iquique era casi una obligación, un deber dialéctico entre egoísta y altruista traer nueva música, ya haya sido esta original o grabada al circuito de circulación local.. de esa manera cuando uno viajaba y compraba o conseguía un nuevo casette, además de pensar en la propia colección y el prestigio que la novedad le daría, también pensaba en los amigos y el "círculo" con el que compartiría la nueva música.
De esa forma, considerando que las limitadas posibilidades formales de conseguir nueva música dentro de la ciudad, podemos referir casi como una parodia a los “viajes y descubrimientos”, los que renovarían constantemente la energía y la sopresa en la circulación al interior de la comunidad, de manera que cuando algún “viajero” tenía la aventurera oportunidad de atravesar el desierto hasta a otras ciudades, sobre todo a las grandes como Santiago, Valparaíso pero también a las del norte como La serena, Antofagasta o Iquique era casi una obligación, un deber dialéctico entre egoísta y altruista traer nueva música, ya haya sido esta original o grabada al circuito de circulación local.. de esa manera cuando uno viajaba y compraba o conseguía un nuevo casette, además de pensar en la propia colección y el prestigio que la novedad le daría, también pensaba en los amigos y el "círculo" con el que compartiría la nueva música.
En
éste punto, el del compartir la música había una cuestión muy interesante y tenía relación con cierto proceso del "desprendimiento", pensemos en cuando por ejemplo yo traía un nuevo
casette y lo prestaba a un amigo, el hecho de prestarlo supone un
acto de confianza, de confiarle a alguien un objeto preciado como lo
eran los casettes en el círculo (o más exactamente los círculos),
esto marcaba una forma de circulación desde la confianza en tanto
existía algún riesgo de un objeto valorado, el que se diluía en la
confianza.
Hace
un tiempo le comentaba a un amigo que también había vivido lo que
en estas líneas comentamos y le comentaba lo de la confianza, el me
dijo “claro si de hecho, una vez me cobraste un cassette jajaja”, lo que podía ser interpretado como una falta de confianza, aquello
había ocurrido cuando nos conocíamos y por tanto se entendía como
algo anecdótico y me lo recordaba como reproche.
Recuerdo
una vez en la que un compañero en la escuela que venía de otra
ciudad, una mucha más grande le pedí prestado su casette de
soundgarden “Down on the Upside” que lo tenía original y me miro
extraño.. finalmente accedió, pero una vez que yo ya lo tenía
en mi poder me recordó que se lo “tenía que devolver” lo que me
dio un poco de risa ya que era obvio que se lo devolvería, era parte
de la dinámica del juego sin embargo esa muestra de desconfianza era esperable de alguien que venía recién llegando a ésta
ciudad chica y que no pertenecía aún al círculo y que terminaría siendo un gran amigo hasta ahora.
Eso
me hace reflexionar e interpretar en lo que el casette movilizaba, más allá de su
condición de objeto, la confianza y la vinculación y lazo social
entre jóvenes de una época, una forma especial, sui generis de solidaridad juvenil.
Por
otra parte y pensando aún en la circulación, en el acto de prestar el cassette,
otra cuestión que era muy característica-y retomando algo de lo
planteado en los primeros párrafos- es la relación especial con el
tiempo, puesto el tener que grabar un cassette entero suponía tener
que escucharlo en tiempo real por ambos lados, con lo que sumamos una
relación más densa con el tiempo, también en ciertamente con las relaciones cara a cara puesto eran la
forma específica en como hacíamos circular la música entre
nosotros .
Recuerdo esas tardes luego de la escuela en las que llegaba a mi casa corriendo hasta la radio de doble casetera, preciado dispositivo capaz de reproducir el contenido del preciado cassette, muchas veces luego de haber grabado uno ya había aprendido la estructura del disco lo que ayudaba a entrar en una conversación con torpes pretensiones de erudición con otros amigos o amigas respecto a los cassettes en los círculos que participaban del proceso, más allá de lo erudito o no, lo importante es que generaba un contenido compartido y que ayudaba también a generar una idea de grupo, un nosotros aunque difuso pero que si daba cierta idea de que eramos algo “distinto” a los poperos, los otros o cuando menos a quienes la música no le emocionaba….aunque ésta identidad era más bien algo tribal en el sentido de lo que años después deformarán la idea de las tribus urbanas.
Recuerdo esas tardes luego de la escuela en las que llegaba a mi casa corriendo hasta la radio de doble casetera, preciado dispositivo capaz de reproducir el contenido del preciado cassette, muchas veces luego de haber grabado uno ya había aprendido la estructura del disco lo que ayudaba a entrar en una conversación con torpes pretensiones de erudición con otros amigos o amigas respecto a los cassettes en los círculos que participaban del proceso, más allá de lo erudito o no, lo importante es que generaba un contenido compartido y que ayudaba también a generar una idea de grupo, un nosotros aunque difuso pero que si daba cierta idea de que eramos algo “distinto” a los poperos, los otros o cuando menos a quienes la música no le emocionaba….aunque ésta identidad era más bien algo tribal en el sentido de lo que años después deformarán la idea de las tribus urbanas.
Lo
más entretenido de todo era que Copiapó no es una ciudad muy grande, aunque tampoco es tan chica por lo que los contenidos que circulaban, lo
hacían tanto entre amigos y conocidos como también entre
desconocidos, pero pensando que la dinámica de circulación era la
de una forma de reciprocidad éstos desconocidos podían ser perfectamente los
amigos de tus conocidos. Por lo que más allá de la cantidad de
personas que practican el intercambio lo que importaba era la
cualidad de la forma en la que intercambiábamos, con una relación
densa con el tiempo cuando pasábamos horas grabando los cassettes (a
veces más de dos) y con importantes vínculos cara a cara cuando
hablábamos de ellos en la escuela o cuando éramos libres de ella en
las fiestas de casas, en las peñas o simplemente en las calles
mientras escondidos compartíamos un vino a escondidas de
los adultos y de la policía.
Una
vez recuerdo haber comprado un casette poco común y haberlo llevado
a Copiapó, una de las canciones era “In From de Storm” del disco
ep the “Cry of Love” de Jimi Hendrix y que lo incluí enana cinta
compilada que le presté a un amiga, recuerdo que meses más tarde
hubo una fiesta o algo así en la casa de alguien y en un momento
comienza a sonar “In From the Storm”, una canción muy poco común
y le pregunté al dueño de casa por la canción, lo gracioso fue que el tenía una copia del compilado que yo había hecho y que había prestado a
alguien algunos meses atrás, éste compilado había circulado por
varias personas (que no conocí) hasta llegar al dueño de casa en
esa fiesta, cosas como esas pasaban en ésta práctica social de
intercambio que en cierta medida hacen recordar la idea
del “Don” de Marcel Mauss2 o
incluso del “Kula” en Malinowski3,
como para recurrir a dos nombres claves de la antropología (y sobre
todo en temas de intercambio), que permitan conceptualizar situaciones
y anécdotas como las mencionadas dentro de una dinámica de
reciprocidad.
El
cassette era más que sólo un artefacto musical era un artefacto
que era acompañado de un rito social, de una aprendizaje de incorporar el tiempo
y de relacionarte con lo otros en una época en la que los medios no
nos entregaban lo que queríamos, y que mediante el formato de cassette
logramos de manera espontánea y no planificada construir por
nosotros mismos un medio por el que enterarnos de los que pasaba
musicalmente, también de descubrir esas joyas del pasado y por sobre
todo de compartir en un contexto como el copiapino en el que era casi
imposible salir de la coacción de la música de los adultos y de los
idiotas autómatas consumidores de las modas comerciales de turno.
Pero
más allá de lo musical que fue muy importante, la importancia fue la de haber compartido una dimensión muy
relevante (la musical), en una etapa clave de la conformación de lo
que somos como lo es la adolescencia dejando marcas y en algunos
casos definiendo lo que seriamos como personas.
En
lo musical desde el rock tanto nacional como de otros lugares (en sus
más disimiles formas y des formas), fue la música con la que
crecimos en el intercambio pasando por la música andina y el
folclore, a la música clásica o el blues y mucha música
más llegó en un tránsito de reciprocidad y quedó para muchos marcado en nuestras vidas hasta hoy.
¿Qué
hubiese sido de nosotros en éste rincón, de ese valle
accidentado y plagado de relieves que es Copiapó si no hubiésemos
tenido el casette en los 90´s? al menos en lo personal, probablemente yo no estaría aquí
ahora, finalizando éstas reflexiones y no sería quien soy.
1Eslogan
de un programa de música de vanguardia, que invita a pensar en las
masas invisibles.
2
Mauss, Marcel. 2009 [1925].
“Ensayo sobre el Don. Forma y Función del Intercambio en las
Sociedades Primitivas”, Madrid: Katz Editores
3Malinowski,
Bronislav. 1986. “Principales características del Kula”. En:
“Los Argonautas del Pacífico Occidental”, Barcelona: Planeta
Agostini
Recuerdo que con el Jano, el hermano del Tomás, fue con quien más cambié música. Incluso a los CD les sacaba copia. Me acuerdo de ciertos momentos gratos e ingratos con ciertos discos, carátulas y canciones que sonaban en mi pieza, a oscuras, con audífonos o con los parlantes a todo volumen, entre el 93 y 99.
ResponderEliminarGuerra
Buenos tiempos, buenos recuerdos, nuestra generación creo, está marcada en parte por el ritual social del cassette.. en otro post, reflexionaré pronto sobre el cassette pirateado en particular, tenía su gracia el reproducirlos, darles un toque especial.
EliminarGracias por el comentario. Un abrazo y saludos