lunes, 25 de junio de 2012

Sobre la Inmigración Actual y Algunas formas de Segregación Social En Copiapó



Por: Francisco Astudillo Pizarro
"se es extranjero sólo ante los ojos de los autóctonos"
Tzvetan Todorov, "El Cruce de las Culturas"


Entre varias situaciones y fenómenos que se han podido notar en distintos niveles en el día a día en Copiapó, derivados de las inversiones que protagonizan parte de la estructura económica regional y local, una de dichas cuestiones que se ha comenzado a notar ha sido el aumento de la inmigración extranjera en la ciudad, motivada por la “promesa de desarrollo” de la región, en particular de una de sus dos grandes áreas industriales (la gran minería).
http://www.accionag.cl/archives/2872
Esta inmigración ha podido ser notada en parte por la visibilidad de ciudadanos extranjeros en las calles y en distintas actividades de nuestra ciudad. Y efectivamente se ha producido un aumento en la inmigración extranjera en los últimos dos años en nuestra región  y en particular en la ciudad de Copiapó.
Pero la inmigración extranjera, más visible por la llegada de ciudadanos de otros países debe ser puesta en perspectiva y en contexto.
En ese sentido nuestra ciudad y nuestra zona desde hace bastante tiempo que ha optado por una estrategia productiva en la que la minería ha tenido gran protagonismo, lo que ha derivado en una constante inmigración sobre todo a nivel nacional, es decir que desde hace ya 150 o 160 años que nuestra economía se mueve con un fuerte componente de inmigración, procesos que han significado una tendencia presente a través de parte importante de del devenir de nuestra historia local.
Por lo mismo lo primero que me gustaría destacar que la inmigración no es algo nuevo, ha sido un fenómeno que nos ha acompañado de hace ya bastantes años.
Incluso en algunos momentos la presencia de inmigración extranjera fue notoria en ciclos de bonanza económica en el siglo XIX, es decir no es algo nuevo.
Sin embargo es claro que la inmigración ha sido preponderantemente nacional, es decir si bien siempre ha habido inmigración en diversos niveles esta ha obedecido a movimientos migratorios principalmente dentro del territorio nacional.
Probablemente este hecho, sumado a una falta de habituación para la ciudad de Copiapó al encuentro con sujetos de alteridad distintos a lo acostumbrado derive en una visibilidad actual de la inmigración extranjera, haciéndola por motivos relativos a lo anterior cuando menos llamativa para los observadores cotidianos, lo que podemos entenderlo en función de notar que Atacama y Copiapó no han sido territorios en los que la interculturalidad se haya trabajado mucho desde el estado y sus instituciones, esto debido a especificidades relativas a una presencia menor de alteridades contrastantes, lo que ayuda a explicar en parte la atención que despierta en algunos.
Otra  idea que me gustaría destacar es que la inmigración es siempre una oportunidad puesto implican una instancia de intercambio de experiencias y saberes que enriquecen siempre las relaciones sociales y refrescan la cultura por lo que me inscribo entre quienes abogamos por una preocupación por las condiciones de integración de los inmigrantes que hayan llegado y que puedan llegar en el futuro. Podemos ensayas una eventual respuesta a si podemos aprovechar mutuamente la inmigración en tanto oportunidad.
Al respecto y centrándonos en el contexto actual de nuestra ciudad podemos hacernos la pregunta sobre como recibe nuestra ciudad a los inmigrantes? La respuesta es compleja y puede comenzar a construirse en virtud de reflexiones en diversos ámbitos distintos y que orientaremos en función de una perspectiva crítica hacia algunos de los mecanismos de segregación social.
Lo Laboral como Perta de Entrada
El primero de ellos que abordaremos es el ámbito laboral puesto es en este en donde podemos situar lo que llamaremos la estructura de oportunidades.
Al respecto y en el contexto de la estrategia de desarrollo vigente en la zona es el mercado laboral el que podemos considerar como uno de los portales de ingreso más importante a la integración social en el contexto local, es decir que mediante la incorporación al mercado del trabajo y las formas en que se pueda acceder es un factor clave en la forma como la ciudad reciba a quienes llegan.
En ese sentido y retomando el discurso flotante que augura una “promesa de desarrollo” desde parte de el sistema productivo local, podemos observar que esta promesa, y algunas de sus manifestaciones motivan gran parte de los movimientos de inmigración a nivel local puesto la fuerza motivadora es la búsqueda de nuevas y mejores oportunidades en lo que se presentaría como una tierra de nuevas alternativas para los inmigrantes.
No obstante en este punto podemos identificar una tensión, que en alguna medida puede ayudar a discutir el argumento de la promesa como una afirmación falaz en el sentido de que existe una tensión entre las expectativas de incorporación al mercado laboral y las oportunidades reales que la industria y su planificación formal ofrece, en ese sentido la promesa puede ser entendida como la invitación a una fiesta que en realidad no es para todos.
La planificación en el contexto de nuestra estrategia de desarrollo vigente, que a mi criterio no es sustentable ha derivado en una agudización de una planificación en función de la rentabilidad y no de factores fundamentales como por ejemplo la sustentabilidad y la urbanización adecuada.
Ya son evidentes en ese sentido las consecuencias ambientales, las que hemos tratado en esta y otras tribunas, así como también las incipientes consecuencias en términos de desarrollo urbano que también hemos sugerido en algunas instancias anteriores, en ese sentido y volviendo al tema central de este comentario, la inmigración y retomando el factor laboral.
Al respecto queremos concentrarnos en la tensión entre las expectativas de la promesa de desarrollo y la oferta real de incorporación al trabajo. Lo anterior ha redundado en una incorporación precarizada al trabajo, dando cuenta de un rango que puede varias desde el trabajo precario legal, hasta el informal en distintas versiones.
Esta forma de incorporación que llamaremos marginal, en sentido sociológico y no moral (debido que opera en los márgenes) ha sido lamentablemente la forma de incorporar a crecientes poblaciones de personas tanto chilenos como extranjeros, y es para grupos de inmigrantes que han llegado recientemente en medida exponencial.
En este tipo de incorporación podemos observar a inmigrantes de países vecinos como Perú, Bolivia y Colombia quienes pese a en porcentaje casi total poseen sus papeles de inmigración al día, ven como puerta de entrada (al igual como algunos grupos de inmigrantes chilenos) una incorporación laboral en peores condiciones que las promedio para ciudadanos chilenos ya establecidos.
La Segregación Urbana
Por otra parte y conectando al elemento urbano, esta incorporación dificultada al la estructura de oportunidades local tiene sus expresiones urbanísticas en tanto de que las posibilidades de asentamiento urbano apara muchos inmigrantes también son limitadas.
Lo que ha llevado al aumento notorio de las familias inmigrantes extranjeros en algunos campamentos, dando por resultado la conformación de “campamentos dentro de campamentos”, sub asentamientos en los que extranjeros se agrupan y desarrollan relaciones de reciprocidad para enfrentar la vida en estas nuevas tierras.
Respecto a lo anterior la situación en campamentos en los que ya las condiciones objetivas de habitabilidad no son óptimas el crecimiento de algunos sub asentamientos extranjeros en su interior ha propiciado condiciones de sociabilidad en conflicto entre chilenos y extranjeros, campo propicio para discursos de discriminación en dichos contextos basados en una situación compartida con ausencia de servicios, urbanización y la consecuente insatisfacción de necesidades.
La situación anterior precariza la habitabilidad de los habitantes de los campamentos así como también de quienes llegan a ellos, observamos acá una derivación de la incorporación segregada mercado laboral, de quienes llegan a  nuestra ciudad, lo que ayuda a reproducir lógicas de segregación urbana ya existentes, las que tienen a su vez expresión en el sistema de escuelas de nuestra ciudad. Estos problemas tal vez no sean visibles para quienes estamos en la relativa comodidad de otros sectores urbanos pero constituyen la cotidianidad en muchos vecinos de nuestra ciudad, particularmente en algunos campamentos y poblaciones segregados, alejados por esta segregación de forma simbólica y social pese a su cercanía en términos físicos..

La pregunta sobre si estamos preparados para recibir a nuevas poblaciones debe ser tratada con cuidado, puesto puede entenderse como un cuestionamiento a la inmigración, nada más lejos de aquello, lo que planteamos en particular, fue alalizar el fenómeno en función de la forma concreta de integración al circuito laboral, puesto de esto depende en gran parte (en nuestro contexto actual) la forma de incorporación social, en términos de una mirada global ya que muchas veces estas nuevas poblaciones  ven dificultado el acceso ala estructura de oportunidades, con lo que entran en una dinámica de incorporación a la ciudad en la que se ven segregadas en función de estos factores y marginalizadas desde la hegemonía establecida local.
De ello puede derivar o bien la construcción o la reproducción de un conjunto de estereotipos discriminatorios hacia nuestros nuevos vecinos, lo que debemos evitar y combatir con miras a construir mejores condiciones para su integración y con ello contribuir a una ciudad para vivir en diversidad y no para la rentabilidad de sólo algunos.
Son muchos los elementos que quedan por plantear y probablemente habrá oportunidad de hacerlo sin embargo creo que par finalizar podemos conectar lo planteado en una crítica a un modelo de desarrollo centrado en lo económico, motivado por la rentabilidad y no por la sustentabilidad social y ambiental.



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