En lo personal me encuentro entre quienes nos manifestamos muy críticos ante el SIMCE particularmente por su superficialidad y parcialidad, a este respecto creemos que la mal llamada calidad está absolutamente condicionada por una neurosis colectiva en pro de lo cuantificable, sacrificando totalmente la profundidad.
Se ha criticado también el hecho de que no contempla en su medición factores claves de la reforma vigente como lo son los objetivos transversales con lo que el instrumento adolece de lo que los metodólogos llamamos problemas de validez de contenido puesto no mide lo que dice medir en la amplia extensión de su contenido, es decir deja fuera áreas relevantes.
Por otra parte está la institucionalidad, la opinión pública y amplios sectores del mundo político en una polifonía articulada que genera un discurso culpabilizador del mundo docente y de los colegios en función de lo arrojado por el SIMCE. Ese es el marco en el que opera el instrumento de medición, la discusión debe ser alentada y en ese sentido creo que como ciudadano y como científico existen una serie de preguntas fundamentales y a la vez básicas en el contexto de la actualidad educativa en Chile. Destacamos es si que me referiré a la educación escolar, esto es de primero básico a cuarto medio, dejaremos afuera de estos comentarios tanto a la educación pre escolar como universitaria debido a que la discusión respecto al mundo pre escolar y universitario obedece a lógicas y condiciones particulares de distinta naturaleza que las involucradas en el acá llamado “mundo escolar”, más adelante nos referiremos a estos otros mundo educacionales.
Preguntas Fundamentales
1.- ¿para qué educamos como sociedad? Observando y evaluando el comportamiento de nuestra sociedad al respecto, creemos que esta pregunta no ha tenido respuesta, de hecho creemos que esta pegunta no ha sido formulada es decir, que la respuesta a la pregunta que he planteado es: no tenemos idea alguna de para que educamos, simplemente se hace.
Ahora es cierto hay un “discurso” desarrollista que dice que educamos para el desarrollo pero dicho discurso es una máscara vacía que ya hemos tratado en oportunidades anteriores[1] por lo que nonos extenderemos ahora sobre dicho tópico.
En definitiva la respuesta es que nuestra sociedad y las estructuras institucionales no saben para que educamos como sociedad, entonces hay un problema relevante y podemos responder a la pregunta con ora pregunta ¿Cómo establecemos objetivos en relación a la educación si no sabemos para que educar?...... la pregunta queda y la reflexión se puede encargar de ella sin embargo lo relevante en el contexto de este artículo es evidenciar el evidente despropósito del proceder y el discurso institucional.
Segunda pregunta………..
2.- ¿que es calidad? Lo mismo con esta pregunta, creemos que no hay en el mundo escolar una conceptualización de algo parecido a CALIDAD, podemos hacer un experimento y consultar por la ida de calidad entre los distintos actores del sistema y muy probablemente nos encontraremos con una diversidad incoherente de concepciones de calidad en educación e incluso algunas derechamente encontradas. Esto por qué? Sencillamente debido a que nunca se reflexionó al respecto, nunca se realizo una discusión abierta y participativa al respecto.
Retomando nuestras analogías lingüísticas creemos que se ha abusado en la utilización del término, el significante CALIDAD sin haber la más elemental precisión de su contenido o significado.
En nuestro país no ha habido un debate abierto que incorpore tanto al mundo institucional, como los actores directos como el mundo de los colegios con sus múltiples actores: directivos de colegios, profesores, familias, estudiantes además del mundo académico y los investigadores del área.
Ese debate no ha existido en nuestro país, por lo tanto la respuesta a la pregunta planteada es: No sabemos como sociedad lo que es calidad, no lo hemos discutido ni tampoco pensado.
Ahora con esas respuestas bien claras podemos entrar a reflexionar en torno al SIMCE, recordemos la serie de críticas que enumeramos y mencionamos al comienzo del artículo, creemos que dichos argumentos aportan elementos de juicio relevantes a la ora de criticar tanto la “ideología del indicador” del MINEDUC como el SIMCE como herramienta pero queremos aportar en este artículo una crítica simple pero muy ilustrativa al SIMCE y lo haremos en colaboración de las muy radicales ideas lingüísticas de Jacques Derrida y su procedimiento y teoría, la deconstrucción.
En su crítica a la centralidad del habla (en la teoría de Saussure) Derrida se inclina a la escritura en dicha disyuntiva sin embargo no se detuvo en invertir el juego de diferencias sino que sometió tanto al habla como la escritura a la tachadura, proponiendo así una interesante metodología crítica aunque habiéndola tomada prestada de Heidegger.
La tachadura realizada con la marca de una X sobre las palabras analizadas o criticadas, a dicha tachadura Derrida la llamó “sous rature”, esta tachadura es utilizada por el autor para tachar opuestos binarios, nosotros lo haremos en un sentido adaptado puesto lo utilizaremos para atacar el significante en relación a su aparente función.
De esta forma nos centraremos en el SIMCE, que es en realidad una sigla y como tal aglutina significantes entonces analizaremos cada uno de los significantes aglutinados en la sigla.
SIMCE quiere decir Sistema de Medición de la Calidad de la Enseñanza, vamos entonces por parte:
1.- Sistema. Pregunta: ¿Qué es sistema? Re: una articulación organizada de distintas pates o componentes que confluyen en un proceso determinado.
Volviendo a la sigla el sistema se supone que es un sistema de medición de calidad en enseñanza. Pero metodológicamente hablando debemos decir claramente que el SIMCE no es un sistema, ¿por qué? Simplemente por que no cumple con los requisitos de lo que es un sistema y mucho menos uno metodológico, esto simplemente por que el SIMCE es una prueba, un instrumento aislado que mide sólo un tipo de dato (y por cierto uno muy fragmentario), es decir es un solo instrumento que mide un solo tipo de dato……. ¿puede ser esto un sistema? La respuesta es categóricamente NO.
Por lo tanto tachamos Sistema con una gran X.
2.- Medición. Pienso en medir, en sistema métrico, en cuantificación y como vimos en las críticas enunciadas al comienzo que una orientación unilineal a lo cuantitativo sacrifica totalmente la profundidad y la comprensión.
Respecto de la idea de medición cuantitativa demostramos en el comienzo del artículo que SIMCE NO MIDE LOS OBJETIVOS TRANSVERSALES, es decir metodológicamente el instrumento tiene fallas en lo relativo a validez de contenido puesto no cubre temáticamente toda la extensión del fenómeno, en este caso la totalidad de los objetivos.
Ahora haciendo una relación “acumulativa” respecto tomando sistema + medición nos encontramos con que en realidad no es sistema y que efectivamente mide pero no todo lo que debiese y que además pierde y sacrifica toda profundidad.
Conclusión: una gran X para tachar medición.
3.- Calidad. Como vimos al comienzo del artículo no hay nada ni parecido a calidad que haya sido consensuado ni definido, por tanto sin más preámbulos una gran X para tachar calidad.
4.- Educación. Educación y al pregunta ¿para que educamos como sociedad? Enseñanza? Y donde queda el aprendizaje? Es este ítem entregado y medido sólo por un indicador, es este significante el más débil de la cadena de la sigla, sin más demora una gran X para enseñanza.
Hemos en este sencillo ejercicio, deconstruido el SIMCE a través del lenguaje y en esta deconstrucción hemos logrado traspasar desde los significantes y sus expresiones superficiales a niveles más profundos, es decir a las falencias de tipo teórico como también conceptual y por sobre todo metodológicas del SIMCE.
Ahora con estas consideraciones de base queremos alterar la naturaleza del debate educativo en el sentido de decir, claro los puntajes no son buenos y se dice que profesores y colegios no son buenos, eso en el discurso oficial y hegemónico pero la pregunta puede orientarse también a cuestionar la pertinencia no de medir sino del instrumento en cuestión. ¿es el SIMCE un buen instrumento? Nosotros claramente creemos que no, es más en función de la demostración deconstructiva demostramos que el SIMCE no es lo que dice ser y que además está mal construido.
Hemos evidenciado además de que no hay idea alguna de Calidad definida para el mundo escolar y que nuestra sociedad no sabe para que educa, además que se mide con un sistema que no es sistema y que no mide todo lo que debe medir, que pretende medir algo (calidad) que no ha sido definido en relación a la enseñanza y no con el aprendizaje.
La conclusión la dejo en las manos de ustedes respetables lectores…………..
[1] Astudillo F, “Chile, Educación y el Desarrollo de Cristal” Atacama59 nº1, enero 2008.
Se ha criticado también el hecho de que no contempla en su medición factores claves de la reforma vigente como lo son los objetivos transversales con lo que el instrumento adolece de lo que los metodólogos llamamos problemas de validez de contenido puesto no mide lo que dice medir en la amplia extensión de su contenido, es decir deja fuera áreas relevantes.
Por otra parte está la institucionalidad, la opinión pública y amplios sectores del mundo político en una polifonía articulada que genera un discurso culpabilizador del mundo docente y de los colegios en función de lo arrojado por el SIMCE. Ese es el marco en el que opera el instrumento de medición, la discusión debe ser alentada y en ese sentido creo que como ciudadano y como científico existen una serie de preguntas fundamentales y a la vez básicas en el contexto de la actualidad educativa en Chile. Destacamos es si que me referiré a la educación escolar, esto es de primero básico a cuarto medio, dejaremos afuera de estos comentarios tanto a la educación pre escolar como universitaria debido a que la discusión respecto al mundo pre escolar y universitario obedece a lógicas y condiciones particulares de distinta naturaleza que las involucradas en el acá llamado “mundo escolar”, más adelante nos referiremos a estos otros mundo educacionales.
Preguntas Fundamentales
1.- ¿para qué educamos como sociedad? Observando y evaluando el comportamiento de nuestra sociedad al respecto, creemos que esta pregunta no ha tenido respuesta, de hecho creemos que esta pegunta no ha sido formulada es decir, que la respuesta a la pregunta que he planteado es: no tenemos idea alguna de para que educamos, simplemente se hace.
Ahora es cierto hay un “discurso” desarrollista que dice que educamos para el desarrollo pero dicho discurso es una máscara vacía que ya hemos tratado en oportunidades anteriores[1] por lo que nonos extenderemos ahora sobre dicho tópico.
En definitiva la respuesta es que nuestra sociedad y las estructuras institucionales no saben para que educamos como sociedad, entonces hay un problema relevante y podemos responder a la pregunta con ora pregunta ¿Cómo establecemos objetivos en relación a la educación si no sabemos para que educar?...... la pregunta queda y la reflexión se puede encargar de ella sin embargo lo relevante en el contexto de este artículo es evidenciar el evidente despropósito del proceder y el discurso institucional.
Segunda pregunta………..
2.- ¿que es calidad? Lo mismo con esta pregunta, creemos que no hay en el mundo escolar una conceptualización de algo parecido a CALIDAD, podemos hacer un experimento y consultar por la ida de calidad entre los distintos actores del sistema y muy probablemente nos encontraremos con una diversidad incoherente de concepciones de calidad en educación e incluso algunas derechamente encontradas. Esto por qué? Sencillamente debido a que nunca se reflexionó al respecto, nunca se realizo una discusión abierta y participativa al respecto.
Retomando nuestras analogías lingüísticas creemos que se ha abusado en la utilización del término, el significante CALIDAD sin haber la más elemental precisión de su contenido o significado.
En nuestro país no ha habido un debate abierto que incorpore tanto al mundo institucional, como los actores directos como el mundo de los colegios con sus múltiples actores: directivos de colegios, profesores, familias, estudiantes además del mundo académico y los investigadores del área.
Ese debate no ha existido en nuestro país, por lo tanto la respuesta a la pregunta planteada es: No sabemos como sociedad lo que es calidad, no lo hemos discutido ni tampoco pensado.
Ahora con esas respuestas bien claras podemos entrar a reflexionar en torno al SIMCE, recordemos la serie de críticas que enumeramos y mencionamos al comienzo del artículo, creemos que dichos argumentos aportan elementos de juicio relevantes a la ora de criticar tanto la “ideología del indicador” del MINEDUC como el SIMCE como herramienta pero queremos aportar en este artículo una crítica simple pero muy ilustrativa al SIMCE y lo haremos en colaboración de las muy radicales ideas lingüísticas de Jacques Derrida y su procedimiento y teoría, la deconstrucción.
En su crítica a la centralidad del habla (en la teoría de Saussure) Derrida se inclina a la escritura en dicha disyuntiva sin embargo no se detuvo en invertir el juego de diferencias sino que sometió tanto al habla como la escritura a la tachadura, proponiendo así una interesante metodología crítica aunque habiéndola tomada prestada de Heidegger.
La tachadura realizada con la marca de una X sobre las palabras analizadas o criticadas, a dicha tachadura Derrida la llamó “sous rature”, esta tachadura es utilizada por el autor para tachar opuestos binarios, nosotros lo haremos en un sentido adaptado puesto lo utilizaremos para atacar el significante en relación a su aparente función.
De esta forma nos centraremos en el SIMCE, que es en realidad una sigla y como tal aglutina significantes entonces analizaremos cada uno de los significantes aglutinados en la sigla.
SIMCE quiere decir Sistema de Medición de la Calidad de la Enseñanza, vamos entonces por parte:
1.- Sistema. Pregunta: ¿Qué es sistema? Re: una articulación organizada de distintas pates o componentes que confluyen en un proceso determinado.
Volviendo a la sigla el sistema se supone que es un sistema de medición de calidad en enseñanza. Pero metodológicamente hablando debemos decir claramente que el SIMCE no es un sistema, ¿por qué? Simplemente por que no cumple con los requisitos de lo que es un sistema y mucho menos uno metodológico, esto simplemente por que el SIMCE es una prueba, un instrumento aislado que mide sólo un tipo de dato (y por cierto uno muy fragmentario), es decir es un solo instrumento que mide un solo tipo de dato……. ¿puede ser esto un sistema? La respuesta es categóricamente NO.
Por lo tanto tachamos Sistema con una gran X.
2.- Medición. Pienso en medir, en sistema métrico, en cuantificación y como vimos en las críticas enunciadas al comienzo que una orientación unilineal a lo cuantitativo sacrifica totalmente la profundidad y la comprensión.
Respecto de la idea de medición cuantitativa demostramos en el comienzo del artículo que SIMCE NO MIDE LOS OBJETIVOS TRANSVERSALES, es decir metodológicamente el instrumento tiene fallas en lo relativo a validez de contenido puesto no cubre temáticamente toda la extensión del fenómeno, en este caso la totalidad de los objetivos.
Ahora haciendo una relación “acumulativa” respecto tomando sistema + medición nos encontramos con que en realidad no es sistema y que efectivamente mide pero no todo lo que debiese y que además pierde y sacrifica toda profundidad.
Conclusión: una gran X para tachar medición.
3.- Calidad. Como vimos al comienzo del artículo no hay nada ni parecido a calidad que haya sido consensuado ni definido, por tanto sin más preámbulos una gran X para tachar calidad.
4.- Educación. Educación y al pregunta ¿para que educamos como sociedad? Enseñanza? Y donde queda el aprendizaje? Es este ítem entregado y medido sólo por un indicador, es este significante el más débil de la cadena de la sigla, sin más demora una gran X para enseñanza.
Hemos en este sencillo ejercicio, deconstruido el SIMCE a través del lenguaje y en esta deconstrucción hemos logrado traspasar desde los significantes y sus expresiones superficiales a niveles más profundos, es decir a las falencias de tipo teórico como también conceptual y por sobre todo metodológicas del SIMCE.
Ahora con estas consideraciones de base queremos alterar la naturaleza del debate educativo en el sentido de decir, claro los puntajes no son buenos y se dice que profesores y colegios no son buenos, eso en el discurso oficial y hegemónico pero la pregunta puede orientarse también a cuestionar la pertinencia no de medir sino del instrumento en cuestión. ¿es el SIMCE un buen instrumento? Nosotros claramente creemos que no, es más en función de la demostración deconstructiva demostramos que el SIMCE no es lo que dice ser y que además está mal construido.
Hemos evidenciado además de que no hay idea alguna de Calidad definida para el mundo escolar y que nuestra sociedad no sabe para que educa, además que se mide con un sistema que no es sistema y que no mide todo lo que debe medir, que pretende medir algo (calidad) que no ha sido definido en relación a la enseñanza y no con el aprendizaje.
La conclusión la dejo en las manos de ustedes respetables lectores…………..
[1] Astudillo F, “Chile, Educación y el Desarrollo de Cristal” Atacama59 nº1, enero 2008.
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