Todos e Chile y en particular en las zonas mineras hemos solidarizado con los mineros atrapados en la mina San José y sus familias. Hemos seguido con atención y preocupación el proceso de búsqueda y actualmente de rescate. La alegría nos invadió a todos cuando supimos la noticia de que estaban los 33 con vida, las calles dieron cuanta de celebraciones en un día domingo debido a tan magnifica noticia.
Toda la resistencia de los familiares en su esperanza a toda prueba de encontrarlos con vida, el trabajo de ingenieros y operadores, la determinación de las autoridades y por cierto la fuerza de los mineros para resistir en condiciones del todo adversas dieron sus frutos, tanto es así que el actual rescate se constituye como un fenómeno pionero, sui generis en la historia, ya no sólo nacional sino que también general debido a las características particulares del caso.
Hata ahí todo bien, lo mencionado más la solidaridad de personas e instituciones tanto a nivel nacional como internacional sin embargo algo tenía que torcerse en todo esto y para variar fueron los medios.
En este punto quiero hacer una distinción, me parece que los medios de prensa formal estuvieron bien, hicieron lo que se espera en situaciones como esta cubriendo el caso hasta la extenuación pero es lo que se supone que hagan y no lo criticaré.
Lo que me genera serios reparos es la cobertura general televisiva que transforma con mucha facilidad el drama real en un espectáculo producido en serie en el que se explota hasta el cansancio el modelo del “drama de la vida real” con imágenes seleccionadas de los familiares y música triste de archivo y repito esto repetido hasta el cansancio en matinales y programas de conversación aprovechando el morbo como una oportunidad para el rating.
Pero lo que más me llamo la atención (por cierto que en forma negativa) es la celeridad en la que un oportunista cineasta ya está trabajando en la “película” “Los 33, la película”. Esto es inédito puesto la historia aún no termina y el cineasta ya está trabajando en la película, en otras palabras no sabemos como termina la historia real y ya se está trabajando en la ficción. Esto nos devela un síntoma de nuestros tiempos, el inmediatismo más radicalizado, el aquí y ahora más extremo.
Recordemos que ante situaciones sensibles como Pearl Harbor paso muchísimo tiempo antes de que se hiciese la película en EEUU, o en el caso de los sobrevivientes uruguayos en “VIVEN” también sucedió de esa forma, o en el más reciente caso de el 11 de septiembre de las torres gemelas también paso al menos un par de años antes de que el morbo cinematográfico actuase.
Ahora según su oportunista director esto estaría motivado por el final feliz de la historia, pero la historia no ha terminado aún, aún no conocemos como marcará psicológicamente a todo los actores de por vida, puede que efectivamente se vaya a producir un final feliz sin embargo ese final feliz no puede venir a definirlo u oportunista director de cine sino que tiene que ser el resultado de un proceso real que aún no termina.
Desde esta tribuna de los innecesariamente complejo y cotidiano nos parece patético que ya se haya realizado un afiche para una película en proceso y cuya referencia real aún está en desarrollo.
Un síntoma de los tiempos, el presentismo en su mejor salsa.
Toda la resistencia de los familiares en su esperanza a toda prueba de encontrarlos con vida, el trabajo de ingenieros y operadores, la determinación de las autoridades y por cierto la fuerza de los mineros para resistir en condiciones del todo adversas dieron sus frutos, tanto es así que el actual rescate se constituye como un fenómeno pionero, sui generis en la historia, ya no sólo nacional sino que también general debido a las características particulares del caso.
Hata ahí todo bien, lo mencionado más la solidaridad de personas e instituciones tanto a nivel nacional como internacional sin embargo algo tenía que torcerse en todo esto y para variar fueron los medios.
En este punto quiero hacer una distinción, me parece que los medios de prensa formal estuvieron bien, hicieron lo que se espera en situaciones como esta cubriendo el caso hasta la extenuación pero es lo que se supone que hagan y no lo criticaré.
Lo que me genera serios reparos es la cobertura general televisiva que transforma con mucha facilidad el drama real en un espectáculo producido en serie en el que se explota hasta el cansancio el modelo del “drama de la vida real” con imágenes seleccionadas de los familiares y música triste de archivo y repito esto repetido hasta el cansancio en matinales y programas de conversación aprovechando el morbo como una oportunidad para el rating.
Pero lo que más me llamo la atención (por cierto que en forma negativa) es la celeridad en la que un oportunista cineasta ya está trabajando en la “película” “Los 33, la película”. Esto es inédito puesto la historia aún no termina y el cineasta ya está trabajando en la película, en otras palabras no sabemos como termina la historia real y ya se está trabajando en la ficción. Esto nos devela un síntoma de nuestros tiempos, el inmediatismo más radicalizado, el aquí y ahora más extremo.
Recordemos que ante situaciones sensibles como Pearl Harbor paso muchísimo tiempo antes de que se hiciese la película en EEUU, o en el caso de los sobrevivientes uruguayos en “VIVEN” también sucedió de esa forma, o en el más reciente caso de el 11 de septiembre de las torres gemelas también paso al menos un par de años antes de que el morbo cinematográfico actuase.
Ahora según su oportunista director esto estaría motivado por el final feliz de la historia, pero la historia no ha terminado aún, aún no conocemos como marcará psicológicamente a todo los actores de por vida, puede que efectivamente se vaya a producir un final feliz sin embargo ese final feliz no puede venir a definirlo u oportunista director de cine sino que tiene que ser el resultado de un proceso real que aún no termina.
Desde esta tribuna de los innecesariamente complejo y cotidiano nos parece patético que ya se haya realizado un afiche para una película en proceso y cuya referencia real aún está en desarrollo.
Un síntoma de los tiempos, el presentismo en su mejor salsa.
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